Una vez, Morgana había dicho que haría todo lo posible por ayudar a sus amigos, por eso cuando Cole le pidió ayuda, no dudó ni un segundo, aunque no mucho después, comenzaría a arrepentirse.
-Enséñame a bailar.- había dicho el Slytherin.- El baile de navidad se acerca y aunque no tengo pareja, me gustaría saber como moverme, por si me surge algo.
-¿No sabes bailar?- preguntó Morgana divertida.- Creía que todos los sangre puras acudían a bailes.
-Pues los Owlsmoor no, ni los Grindelwald.- dijo él.- Ayúdame, por favor. Además necesito una distracción.
Morgana sabía que se refería a la muerte de su madre, a la pérdida de su pariente más cercano, tenía a su abuelo, pero entre los dos había una relación tensa.
-Te ayudaré.- dijo.- Aunque no sé si sabías que mi abuela organiza clases de baile dos veces a la semana para gente como tú, ¿no te interesaría más su ayuda?
-Todos sabemos que en esas clases nadie aprende nada.
-Pues entonces, hoy después de la cena iremos a la sala de los menesteres y comenzaremos tu primera clase.
-Gracias, de verdad.- sonrió.
-Es un placer.- dijo ella, sonriendo también.- Para cuando llegue el día, serás mejor bailarín que Fred Astaire.
Cole la miró con el ceño fruncido, y luego recordó que los sangre pura no entendían de eso. Pensó en explicárselo, pero luego descartó la idea, así sería más divertido.
Así que ahí estaban, en una sala completamente vacía y con un tocadiscos viejo, que Morgana había pedido a Jerry; todos sabían que los magos no tenían ni idea de música.
-Lo mejor será que te quites los zapatos.- le había aconsejado Morgana.
La Gryffindor se lo estaba pasando muy bien. Ella le hacía demostraciones de los pasos que tenía que seguir, el ritmo de la música, los tempos y de como debía dejarse llevar. Pero Cole no era una persona de dejarse llevar, era alguien lógico que estudiaba como se hacían las cosas, por eso aprender a bailar era lo más difícil que había hecho en la vida.
-¡Venga, Cole!- le había dicho Morgana.- Un, dos, tres. Un, dos, tres...
Y así estaban, una serpiente bailando con una leona en una habitación vacía y descalzos. La de veces que el Slytherin le había chafado un pie... La primera vez se había disculpado de inmediato, la sexta vez siguió haciéndolo.
-¿Dónde has aprendido a bailar así?- le preguntó Cole.
Era de noche, pasadas las diez. Los dos volvían de ensayar y estaban agotados, Morgana llevaba los zapatos en la mano. Al principio, Cole se había escandalizado, pero después cedió a imitarla, aunque le hizo jurar que no se lo contaría a sus amigos.
-Estuve apuntada a clases de baile durante bastante tiempo.- dijo ella.- Iba con Jerry. He de decir que éramos los mejores de la clase, aunque eso tampoco era muy difícil.
-Se nota que te gusta.- dijo él en voz baja.- Tienes un pequeño tic en los pies, cuando pones la música enseguida comienzas a moverlos siguiendo el ritmo.
-Admito que siempre he disfrutado bastante.- sonrió ella.- Y cuando lo haces con amigos es mucho más divertido.
Se despidieron y ella fue al despacho de su abuelo. Cuando entró descubrió que no había nadie, en su lugar había lo que parecía ser un tocadiscos mágico y varios vinilos. Morgana se acercó, aún con los zapatos en la mano, y comenzó a ojearlos.
-¿"El vals de los hipogrifos"? Demasiado antiguo.- dijo pasando las caratulas.- ¿"La danza de los fundadores"? Muy lento. ¿"La marcha de Merlín"? ¿De qué año es siquiera esto?
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Morgana Dumbledore
FanfictionEl mundo mágico está conmocionado. La nieta del mago más poderoso de todos los tiempos ha llegado a Hogwarts. ¿Lo malo? Ni el propio Dumbledore sabía de su llegada.