Cap. 48: Una dosis de necesaria fantasia

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Fuera el sol termino de fundirse en un bonito atardecer, que no tardo en volverse un anochecer lleno de estrellas que alumbraban el cielo que todavía conservaba algunas tonalidades celestes. Mientras que aquellos antiguos amigos seguían sentados de forma enfrentada, pero solo como una postura ya que después de varias horas hablando habian comenzando a comprenderse mutuamente. Mucho mas que antes.

Con una tercera taza de te de por medio continuaban siento sinceros entre ellos y dejando que los tópicos abundaran, sabiendo que no había nada que los pudiera apurar y que tendrían suficiente tiempo para hablar de todo lo que fuera necesario. 

Ambos eran demasiado orgulloso como para considerarlo así, pero era demasiado reconfortante hablar utilizando solamente la verdad.Repentinamente las disculpas y los ojos llorosos comenzaron a ir y venir desde ambas partes de la mesa buscando sentirse reconfortados por el otro. Sin embargo eso no era todo ya que entre las diferentes versiones de los hechos tambien habian recuerdos de ambos que los hacían reir. Evidenciando que en el fondo seguían queriendo y que el volver a verse como amigos parecia ser una posibilidad bastante real.

...

Unas horas mas tarde y en otro país, la oportuna mañana me sorprendió durmiendo profundamente. Era ya mi segundo dia de estas totalmente improvisadas e igualmente increíbles vacaciones las cuales durarían solamente una semana. Lo que me obligaba a aprovechar el tiempo al máximo. El destino se había encargado dia tras dia de enseñarme que las aventuras no planeadas se disfrutan micho mas que las pensadas con demasiada antelación. Por lo que decidí aprovechar esta oportunidad como todas las que da la vida, viendo siempre la parte brillante. Si estaría trabajando las posibilidades de relajación serian prácticamente nulas por lo que agradecí esta oportunidad para ampliar mis horizontes y divertirme de maneras que creía imposibles. Logrando sentirme increíblemente relajada.

Fuera el sol estaba brillando por encima de todo, lo que me pareció el momento verdaderamente ideal para comenzar el dia.Abrí finalmente los ojos para darme cuenta, nuevamente,  que me encontraba en una habitación considerablemente más pequeña que la mía, aunque poseía las comodidades necesarias pensadas para mi descanso. Por fuera de la ventana la montaña me daba los buenos días invitándome a investigar más allá de lo conocido.  El calor había llegado a la ciudad y la temperatura rodeaba los veintidós grados, perfecto para caminar hasta cansarme.

Después de vestirme con un pantalón cómodo abrí la puerta encontrándome con las escaleras, las cuales baje con emoción recorriéndome el cuerpo. Llegue directamente al comedor, la cual al parecer funcionaba con el centro de la casa. Todos los lugares conectaban con ella. Cerca a esta estaban dos cuartos, un bonito living a la entrada, el baño y la entrada hacia el sótano.

Me encontraba en la casa de los padres de Quentin donde volvíamos después de estar conociendo y tomando recorridos por los mejores lugares de este bonito país.

- ¿Que vas a querer para desayunar querida? - escuche desde la cocina.

- Con un café voy a estar bien. Déjame que te ayude a llevar los platos a la mesa Susan- pedí.

Ella asintió con la cabeza y en menos de cinco minutos todo estaba listo, solo faltaba que mi novio y su padre vinieran. Pronto estuvimos todos sentados, compartiendo un par de risas y preparándonos para finalmente poder salir de la casa y comenzar a recorrer. Estaba sin dudas emocionada.

No sé bien que componentes poseía esa comida, pero pronto estábamos los dos en el auto dirigiéndonos hacia la aventura con la idea de vivir una mañana única. Todo a nuestro alrededor era naturaleza y mientras en el estéreo sonaba stole the show, las ruedas se deslizaban por el suave pavimento perfectamente terminado. A través de las ventanillas y gracias a la vista panorámica podía observar grandes montículos de piedra acumulados en los costados del camino, estos eran guías de viajeros que en momentos anteriores pasaron por allí dejando su huella.

Estábamos en un pequeño pueblo cerca del océano Atlántico por lo que las vistas eran increíbles en cualquier punto donde estuvieras.

Nuestras manos iban separadas, el tenia ambas sobre el volante y yo estaba acostada sobre mi costado disfrutando de la vista, mientras mi corazon latia de forma relajada. Por fin  estaba en paz después de todo el trajín que había vivido en lo que iba del año.  Poder observar la vegetación en su máxima expresión era casi embriagante para mis ojos a los cuales les costaba creer lo que estaban viendo.

Después de una hora de viaje entre valles llegamos finalmente a nuestro destino, un bonito llano completamente verde, era tan perfecto que parecía haber sido pintado a mano. Una verdadera obra de arte. Dejamos el vehículo un poco atrás y seguimos a pie. Eran las once de la mañana y al estar rodeados de vida silvestre decidí quitarme los zapatos y pisar el suave pasto con los pies descalzos.

Comence a caminar y al sentir el aire frio cosquillear mis tobillos desnudos tuve el impulso de cerrar los ojos y soltar una pequeña risa, la cual venia desde mi interior. El pantalón vaquero apenas me llegaba al fin de las pantorrillas y el resto de la piel estaba erizada.

Deje atrás al chico, dejándome  sorprender por los miles de sensaciones que aquel lugar tenía para demostrar. Comence  a correr sin destino mientras la armonía se apoderaba de mi cuerpo. Sin embargo el me agarro del hombro para que abriera los ojos y pudiera ver que justo al lado nuestro estaba un fino lago de agua cristalina, el cual prontamente deje que mojaba mis extremidades inferiores. La sonrisa sincera se hizo esperar poco para adornar mi cara. La emoción jugaba a ser huracán entre los recovecos de mi vientre. Encontré al chico viéndome de forma romántica y le devolví la mirada causando que la vergüenza se adueñara de sus mejillas, enrojeciéndose levemente.

Tomé su mano y lo atraje suavemente, hasta que quedo frente a mí. Su atención estaba divida, por momentos observaba a su alrededor y a veces sus grandes fanales marrones se encontraban con los míos liberando una gran carga de dopamina dentro de mi cuerpo.

-Qué lindo es estar aquí contigo- comente.

Él se acercó un poco más y rozo mi cara con el dorso de su mano derecha. Me estremecí ante tal demostración de amor. Estábamos solos, en el medio de la nada y muchos deseos se demostraban a través de la mirada. Fui yo la que tome la delantera y lo abrace, dejando mi cabeza apoyada sobre su hombro izquierdo.

Repentinamente las ganas de besarlo se hicieron presente, por lo que levante mi rostro en busca de sus labios para encontrarme con algo inesperado. Su cara se había transformado en la de Ashton, era una ilusión óptica terrible de la cual me era difícil despegarme.

-Amor, estas bien?- me pregunto.

En ese momento no supe que responder, volvi a mirarlo y me di cuenta que su casa seguía alli. Era el mismo Quentin que veía todos los días en el hospital, y tambien en las vacaciones. Ese no era el problema, era yo la que no podia parar de pensar en esa otra persona y angustiantemente desee por un segundo que el fuese el que estuviera aquí en vez de mi actual pareja.

Al darme cuenta de eso hui despavorida de su agarre, tome mis zapatos del suelo y empecé a correr hasta llegar al auto donde me encerre. Mientras el chico me miraba extrañado desde fuera.

En cambio yo solamente necesitaba un tiempo a solas para pensar. Respire ahogando las lagrimas y después de un largo rato baje la ventanilla para pedirle que me llevara de nuevo a su casa. No queria nada mas que eso.

.LadyTerca.

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