Cap. 32: Con el corazon congelado

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Ese sábado a las nueve y mediada de la mañana, el dolor pareció volverse más fácil de sobrellevar, ya no nevaba y mientras caminaba por la calle con el aire frio arremolinándose por mi piel y en su lugar un sol radiante coronaba el cielo. Caminando por las vacías calles descubrí la belleza de la naturaleza a tempranas horas de la mañana. En este momento era una vagabunda callejera con el bohemismo a flor de piel. Queria creer que sola iba estaba bien y que no necesitaba de la ayuda de nadie. Ni yo misma me creía esa escusa barata. Ya no tenía dieciocho años y había olvidado como lidiar con la incertidumbre, la cual albergaba mi cabeza en ese extraño momento. Continúe mi camino hacia ningún lugar, hasta que me senté en un banco. Cansada de todo y de algunas personas, no quería continuar con esta farsa.

El peso de las lágrimas que aguanté me dolía en el pecho y decidí que iba a ser sincera. Debía darme un tiempo sola para superar el duelo y ahí poder volver a mi vida normal. Todo lo que quería era tomar el primer avión hacia casa y tenderme sobre mi suave colchón. Alejarme del mundo por un tiempo. Sin embargo, había recorrido mucho hasta aquí y no podía rendirme, estando cerca de lograr mis sueños. Era tiempo de agarrar con fuerzas es corazón y seguir, sin importar cuan doloridos estaban mis pies.

Me acomode en el asiento y llame a un taxi. El lujo de ponerme a pensar en lo que necesitaba hacer era imposible en este momento, pues mi jefa había pedido verme esa misma mañana. Lo importante se transformo en secarme las lagrimas y mantener una buena presencia. Poner mucha mas atención en el trabajo seria mi nuevo modo de dejar de pensar, por lo menos hasta nuevo aviso. Esto me hizo percibí una falsa seguridad en el ambiente y eso hizo que olvidara mis dudas, tal rápido como llegaron.

Mientras pensaba perdí momentáneamente el sentido del tiempo, tanto así que cuando volví a pestañear vi el vehículo que estuve esperado. Me negué amablemente a recibir ayuda para subir mi equipaje y una vez que me subi y acomode mi bolso a mi lado nos fuimos. Respire profundamente durante gran parte del viaje ya que contener mis emociones se me estaba haciendo realmente complicado.

Casi no pude pensar en mis problemas que ya que el vehiculo se movia con gran rapidez y pronto estuvimos frente a la construcción que veía todos los días. Se me hizo raro no ver el auto de Ashton estacionado fuera del predio y mi corazon crujió en silencio. Pase mi tarjeta por la primera puerta y me tranquilizo saber que la de vidrio estaba abierta, ya que en el patio de la entrada habian algunas personas.

Nadie se sorprendió realmente de verme allí un dia no laboral, por lo que rápidamente llegue a la oficina de mi jefa y llame a su puerta. Ella me atendió rápidamente me dejo pasar y me ofrecio café el cual acepte con gusto.

Rápidamente me comento que necesitaba que trabajara un par de horas extras hoy, ya que una paciente estaba teniendo una terrible crisis y era necesario tenerla vigilada para evitar que la situación se saliera de las manos. Me miro esperando una respuesta y antes de que pudiera hablar se quedo observando mi cara con expresión preocupada.

Me pregunto si estaba bien, ya que me veía distraída y mis ojos estaban hinchados. Por lo que le confense lo que había pasado, esperando que no se lo tomara como algo importante ya que supuse que mi vida personal y laboral no tuvieran relacion alguna. No obstante se mostro muy comprensiva y me ofreció una de las habitaciones que estaba vacia para que me quedara alli el tiempo que necesitara. Yo acepte con gusto ya que no me podia negar a una tan buena oportunidad.

Entonces apenas termino la charla me acompaño hasta el lugar donde dormiría de aquí en adelante, era un cuarto pequeño que se encontraba detrás de la oficina de una de las psiquiatras. Tenia una cama pequeña, una mesa de luz y un foco. Nada mas. Realmente era suficiente para mí. Le agradecí nuevamente y después de dejar mis cosas alli me fui a mi consultorio a continuar mi trabajo.

El resto del día sucedió con una normalidad que verdaderamente agradecí, la falta de estímulos distintos le hacía bien a mi alma. Almorcé sola, ya que ninguna persona de limpieza ni médicos estaba y continue trabajando. Hasta que llego la noche y una vez que estuve en mi cuarto después de tener que ducharme en el mismo baño que todas mis pacientes volvi a sentir ilusión. En una hora saldría con mi compañero de trabajo y esa era la excusa perfecta para distraerme de mi áspera realidad. Entre mi equipaje tenía algunas prendas elegantes, elegidas especialmente para una ocasión como esta. Quería vestirme de forma sencilla pero mi nombre simplemente no combinaba con esa palabra. Por lo que me puse un bonito pantalón de vestir y una camisa negra con transparencia, los labios rojos y un sutil maquillaje.

Cuando termine de arreglarme me mire en la cámara de mi teléfono y al ver mi reflejo me sentí realmente bien conmigo misma. Tenía los ojos más voluminosos gracias a la máscara de pestañas, parecía que era una persona feliz y que no había estado llorando toda la tarde. Sonreí observando mi cuerpo y eso me recordó vívidamente a mis primeras citas de secundaria, dónde me veía demasiado tímida como para si quiera recordar mi nombre. La nostalgia que me traían aquellos días era simplemente inolvidable. Había crecido y aprendido tanto desde ese momento que se me hacía increíble.

Tuve que terminar con ese momento pronto ya que tenía prisa, iba a encontrarme con el chico directamente en un restaurant para cenar y pasar un agradable rato juntos. Preferí hacerlo de ese modo para que no tuviera que recorrer media ciudad solamente para buscarme. Por lo que en la calle volvi a llamar un auto que me buscara, el aire estaba helado pero nada iba a detenerme.

Casi cuarenta minutos después estuve frente a un lugar bastante moderno con luces y música a alto volumen fuera, donde con mi ex nunca habría podido venir. Camine hacia la puerta donde Quentin estaba esperándome. Se veía realmente bien, con unos jeans negros y una camisa roja de cuadros. Olía exquisito y llevaba la barba bien peinada.

Lo salude y entramos hacia el bar.Tenía el presentimiento de que esta noche seria inolvidable.

.LadyTerca.

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