Hasta ese momento mi dia había trascurrido con demasiada normalidad y nunca pensé decirlo pero ahora mismo extrañaba la tranquilidad de mi sillón. Sin embargo en el momento en que estuve frente a los contratistas y me comunicaron que debía volver al lugar donde la desgracia me acuno desde el primer dia, no supe como reaccionar.
En ese momento mi mente se disparo para diferentes pensamientos de lo que podia decir para aliviar la tensión del momento. El lugar se había quedado en un mutuo silencio y mientras ellos esperaban mi respuesta yo sentí mucho frio escalando por mi columna vertebral rápidamente, dejando en jaque mis terminaciones nerviosas. Me imagine sola trabajando en Nueva York y automáticamente comencé a marearme, como si el suelo donde estaba acentada se moviera lentamente por debajo de mis pies.
Cerré los ojos esperando que la ansiedad y los pensamientos intrusivos se disiparan a la vez que apretaba las nauseas contra la garganta, evitando vomitar. Esperaba que pasara rápido y que mi situación no empeorara.
Me dolía mucho ya que si hubiera sido en cualquier otro lugar lo habría aceptado sin dudarlo, pero era la oportunidad de mi vida y no la podía dejar pasar así como así. Pero luego de un par de profundas respiraciones y unos minutos de ardua concentración en mi tarea, logre recomponerme antes de que mi cuerpo conociera el suelo. Ante la mirada incrédula de las personas que tenía al frente mío volví a sentarme como si nada hubiera sucedido:
- ¿Estas bien? -preguntaron preocupados.
- Si, solo tuve una baja de azúcar-explique quitándole importancia al episodio, que para mí era más normal de lo que me gustaría que fuera.
-Lo supuse cuando te vi perder el equilibrio, pero come esto y te sentiras mejor- me dijo pasándome una bolsita que tenia adentro un panecillo de chocolate y un poco de agua.
Agradecida empecé a comer percibiendo como mi cuerpo dejaba de flotar y mi espalda se empezaba a acomodar completamente contra la silla. Entonces pude reflexionar que mi hermana estaba presa y no podría hacerme daño, además podría acompañar a Ashton por una buena temporada. Dandome cuenta de las razones buenas para volver, las cuales pesaban mas que las malas.
-Acepto- vocifere con entusiasmo.
Queria dejar de pensar en lo que correcto y lo que no; y simplemente deje del corazon hablara por mi.
Ellos se mostraron felices de mi decisión y después de estrechar sus manos me retire con una sonrisa en el rosto. La semana que viene comenzaría así que tenía mucho que hacer. Ropa que empacar y un par de llamadas que hacer. Estaba nerviosa.
..
El ultimo salto que di el colectivo la volvió a la realidad, estaba en medio de la nada en una ruta desconocida y repentinamente le pareció como si no tuviera más nada que perder. Pronto llegarían al juzgado y ella mirando a través del vidrio de la ventana practico por onceava vez lo que debería decir al estar frente a la autoridad suprema que juzgaría su caso. Todos los movimientos estaban calculados y nada debía de salir mal. Al menos no estaba en los planes que esto fuera a suceder. No estaba realmente preparada para lo que fuera a pasar allí dentro, pero respirar profundo y tirar una moneda al aire pidiendo que todo se diera a su favor era lo único que podía hacer en ese preciso momento.
El cielo estaba nublado y con su manto celestial parecía entender la pena de la joven.
Cinco personas estaban allí junto con Alisha, cuatro mujeres y un policía. Todas esperaban lo mismo, que su condena fuera dictada y que el juez de turno se compadeciera de ellas. Dándole menos años de prisión y en cambio un poco más de servicio comunitario. El tiempo se estaba acabando, sin embargo, en esta ocasión a diferencia de las demás el dolor y la incertidumbre eran compartidos.
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La Alianza
AdventureAlisha nunca tuvo un buena historia. Siempre estuvo atormentada por sus problemas. Sin absolutamente nadie que pudiera o quisiera ayudarla a sobrellevar su existencia. Completamente solita y dejada atras por el resto de la sociedad,por ser rara y di...