Cap 65: Solo me imagino una vida junto a ti

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Sentada en ese asiento pude observar cómo una horrible sensación de pánico se apoderaba de mi cuerpo congelando mis extremidades poco a poco. La horrible sensación que tenía en mi garganta parecía querer cerrar mis vías respiratorias, me di cuenta que una vez más el pánico estaba atacándome.

Mis respiraciones se volvieron cortas y por más que sabía que en ese lugar era libre de encontrarme como quisiera seguía sin encontrarme dentro de mi cuerpo. El trauma era real y se estaba esparciendo hasta por dentro de mi cerebro. Con el miedo inyectado en los ojos mire a mi terapeuta quien se encontraba frente a mi con un cuaderno en su falda. Ella frunció los labios en señal que sabia lo que estaba sucediéndome y empezó a respirar profundamente, esperando que yo pudiera copiar su gesto. Hasta que finalmente logre calmarme.

En ese momento sonrió satisfactoriamente y me felicito por lograr salir de esa incómoda situación mucho más rápido que en ocasiones anteriores, lo cual era un claro indicio de mi curación. Ella pensaba que estaba avanzando rápidamente y que pronto podría volver a tener una vida normal. Esperaba que esto fuera cierto ya que lo único que quería. Empezar a pensar en viajar, conocer amigos nuevos y disfrutar mi juventud sin que la ansiedad pudiera ser una intromisión en mis planes a futuro

Presentía que estos  veinticinco años eran una nueva oportunidad de superación.

La terapia me estaba ayudando  demasiado a descargar todo el miedo que me encontraba al llegar la noche, todas las pesadillas que seguía teniendo con el accidente del hospital psiquiátrico y todo el daño que durante un año entero había afectado a mi vida demasiado. Causando un gran trauma que solo tenia una manera de sanar. El tiempo.

El cual me había quitado el aire por mucho tiempo, más o menos cinco meses, y cuya única forma de controlar era frente a mi terapeuta, quien creía en mi y en mi capacidad de progresar.

Por otro lado durante ese mismo tiempo mi vida se mantuvo con una entrañable calma que llevaba años sin poseer, por más que tuviera que lidiar con los restos de miedos que las situaciones pasadas habían dejado sobre mi.

Mi relajación se debía en gran parte al hecho de que Matthew estuviera en la cárcel y que seguiría allí por un largo tiempo. Aunque no me disgustaba el hecho de que estuviera  cooperando de una buena manera con la policía.Quien hubiera dicho que el amor lo hubiera inspirado a ser mejor persona y recuperarse de ese desequilibrio psíquico que solo empeoraba la forma en la que vivía.

Ginebra, mientras tanto, estaba en un campo cerrado con algunas personas con las que compartía la misma afección o por lo menos una bastante similar. Allí estaba relajada haciendo tareas comunitarias con la condición de que si se portaba de buena manera podía salir una vez a la semana. Espacio temporal el cual aprovechaba para ver a su novio en la prisión y compartir con él actividades como armar rompecabezas, ver fotografías o imaginarse su vida cuando fueran libres.

Otro quien había formado en algún momento parte de vida pero que ahora mismo dejo complemente de saber de mi era Quentin.Cuya madre, con quien me he comunicaba en ocasiones. Me contó que los tres estaban pasando tiempo de Canadá, qué ahora tenía un trabajo allí que lo hacía muy feliz y qué por su accidente no me recordaba a mi ni a cualquier cosa que me implicara.

Estaba feliz de qué el finalmente estuviera contento y con las personas correctas. Sin embargo de vez en cuando me sentía culpable por el daño que le había hecho al jugar con su ilusiones, él estaba realmente enamorado de mí mientras que mi corazón y mi cabeza solo le pertenecían a un solo hombre. El mismo que ahora mismo era mi prometido.

Después de todo me encontraba bastante bien para ser sincera. Tenía a quienes quería en mi vida, personas que estaban en las buenas y en las malas.
Ese justamente fue el pensamiento que tuve en el viaje de vuelta a casa. Todo para evitar la ansiedad de la boda, esta misma noche seria la celebración y aunque estaba demasiado feliz por convertirme en la esposa del amor de mi vida me era inevitable pensar en las variables de este día tan especial para nosotros. Lo bueno fue que eso duro muy poco tiempo dentro de mi mente, al recordar todo lo que debía hacer en las próximas once horas.

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