Cap.33: La oportunidad de decir que si

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Hace ya quince minutos estaba estático, apoyado sobre su pierna derecha y esperando que el destino hiciera lo suyo. Esperaba a alguien, a quien ya se conocía por sus múltiples cualidades y por su increíble sensibilidad. Tenía una mano dentro del bolsillo del pantalón y la otra sosteniendo su teléfono, por si algún mensaje importante llegara y no lo tomara por sorpresa. La noche estaba fría, pero a su alrededor el aire se empalidecía al son de su sonrisa que hacía brillar con ella a cada uno de sus blancos dientes. El mundo se veía bastante calmado ahí y ahora.

Si esta fuese otra historia quizá hubiera estado desarmando un cigarrillo con los dedos, sin embargo, él no era de vicios. Lo motivaba su amor al trabajo y la buena vida lejos de alcohol y drogas. Era un buen chico y tenía muchas aspiraciones a futuro. A pesar de su corta edad de veinticinco años, sabía de verdad lo que quería para su vida y como lograrlo. Tenía un título en medicina, una especialidad en psiquiatría y estaba haciendo un doctorado. Todo eso mientras trabaja en la clínica de salud mental, en donde había conocido a la chica que lo acompañaría en esta velada.

Recordar ese momento le robo una sonrisa. Estar allí esperando en el medio de la alborotada ciudad de fin de semana y sin tener mucho que hacer, sólo esperar, lo llevo a pensar en diversas cosas. Entre ellas su vida. Todo lo que paso durante su niñez y adolescencia. Lo que lo había orillado a volverse quien era hoy en dia. Seria fortuito revivir algunos de esos momentos mientras le ganaba tiempo al tiempo, pidiendo que la noche durara para siempre, que todo saliera bien y que fuera sin dudas una experiencia inolvidable.

Flashback:

Era único hijo de dos personas increíbles. Su madre, Susan, era una exitosa medica sin fronteras nacida en Canadá. Había pasado gran parte de su vida ayudando a personas necesitadas y viajando alrededor del mundo con este único fin. En uno de sus recorridos por las regiones más pobres de África conoció a Gregory quien se convertiría pronto en la luz de sus ojos y compañero fiel de aventuras. Él tenía gran conocimiento de las estructuras, al haber estudiado ingeniería civil. Juntos construyeron una gran clínica en Little Búfalo, Alberta y ese fue el primer lugar que el pequeño Quentin pudo reconocer como propio.

El creció entre médicos y personas que trabajaban en la gran construcción, cuyos dueños eran sus padres. Desde niño descubrió que quería seguir la profesión de su madre. Siempre tuvo interés en el cuidado de los pacientes, por lo que pasaba sus tardes de verano dando vueltas por el lugar y ayudando a las enfermeras en lo que pudieran llegar a necesitar. Cuando tuvo la edad necesaria comenzó a tomar cursos de primeros auxilios hasta llegar a la universidad donde siguió la carrera de los sueños. Sabiendo que su carrera parecía lucir brillante y percibía grandes augurios de esto.

Aunque no todo en su vida fue perfecto. Nadie de sus familiares o amigos falleció y siempre tuvo lo que quiso, durante el tiempo vivido. Sufría de otra manera, que era igualmente valida.  De pequeño había sido siempre uno de lo más inteligentes de su clase y eso le hizo más difícil conocer personas o posibles futuras parejas amorosas. Por lo que pasaba las tardes solo, jugando videojuegos o charlando con su grupo reducido de amigos. Lo positivo para él fue que cuando cumplió veintitrés años y se convirtió en un joven especialista, comenzó a conocer realmente el mundo detrás de las paredes de su habitación.

Fin del Flashback

Dejo de pensar cuando vio a Emily bajar de un auto y saludarlo con la mano. Se veía realmente bien con el cabello suelto y los labios pintados. Se acerco a ella, charlaron un poco y entraron al bar.  Él había reservado una mesa allí por lo que los pusieron en la mejor ubicación del lugar. Pidieron un par de cervezas y algo para comer y quedaron allí disfrutando solamente de la compañía del otro. Eso era algo que realmente necesitaba en ese momento, dejar de pensar y disfrutar del basto presente.

La salida salió exitosamente bien, recordó con lujo de detalles la música que sonaba, la sonrisa de la chica y las ganas de besarla que acrecentaban con los minutos. Estaban sueltos y relajados, por lo que rieron toda la noche sin pensar en nada más. Solo en las luces de color y aquellos ojos que hacían que toda su personalidad resaltara entre los demás. El lugar estaba repleto de personas que caminaban por doquier y aun así la única que sus ojos lograban ver era la que estaba al lado de él.  No podía evitarlo y a esa altura de la situación tampoco quería hacerlo.

- ¿En qué estás pensando? -pregunto Emily al notarlo callado.

-En nada, solo estoy disfrutando del ambiente-respondió el con una mueca.

-Bueno, sí. Quiero hacerte una pregunta-continuo él.

-Adelante dime- autorizo ella.

- ¿Tienes novio? -era algo que lo ponía muy nervioso cuestionar, pero se le facilito gracias al alcohol.

La chica rio y tomo un minuto para responder.

-No!, ¡estoy soltera! -exclamo estirando los brazos hacia arriba en señal de celebración.

No sé si fue la canción que sonaba en ese minuto, el momento o el destino, pero sus miradas se perdieron una dentro de la otra. Hasta convertirse en una sola. Quizá ninguno de los dos se dio cuenta de eso ahí, mas, la conexión fue demasiado real como para intentar fingir lo contrario. Por lo que no fue ninguna sorpresa que ese beso fuera correspondido y que todas las partes de sus cuerpos se conectaran mutuamente.

Su amor llego hasta el departamento de Quentin donde una copa de champagne les dio la valentía necesaria para terminar de volverse uno. La ropa ya no era necesaria, por lo que desparramada por el suelo observo como esos dos amantes se amaron locamente incendiándose la piel en el acto.

A vos persona que esta leyendo esto, te agradezco por tomarte el tiempo de leer este capitulo. Gracias por formar parte de esta familia de lectores.

Te quiero!

.LadyTerca.

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