Cap 62: Vaya sorpresa

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Lo primero que observo al despabilarse fue la sonrisa que le devolvía el reflejo del espejo, la cual estaba formada por sus dientes de color pardusco producto de toda una década consumiente diferentes tipos de estupefacientes que habían terminado por arruinar su dentadura. La que era una de las razones por las que decidió tomar conciencia y abandonar estas actitudes tan dañinas. Si bien no se sentía completamente bien al ver su imagen, lentamente comenzaba a hacerlo. Aprendiendo a ver lo positivo sobre todo lo demás. Ese cambio lo llevo a cabo cuando se dio cuenta que ella sería la única que estaría allí en sus peores momentos, sin importar lo que sucediera. Por lo que debía apoyarse y evitar la brusquedad para consigo misma.

Bajo esta postura no necesitaba a nadie más para ser querida y nunca más tendría que sentirse débil por los errores de su tumultuoso pasado. Lo que le hacía pensar en que las cosas comenzarían a estar mejor, solo era cuestión de esperar y confiar en el proceso.

Salió del baño después de finalizar su rutina de higiene personal matutina y después de cerrar la puerta de su actual habitación camino hacia las escaleras mientras se preguntaba que había pasado con Adina, llevaba casi una semana sin saber nada de ella y su abogado quien estaba comprometido con el caso no le había avisado nada desde ese momento. Seguramente su liberación seguía en tramite pero la ponía demasiado nerviosa el hecho de tener que esperar demasiado.

Aun asi debia disfrutar el presente y el hecho de que la mañana estaba fresca y sus hombros seguían sintiéndose frios aun cubiertos por la tela de su remera, por lo que se puso una campera por encima y una vez que se encontró completamente cómoda y segura con el conjunto de ropa elegido se dirigió hacia la cocina en busca de algo para desayunar.

Era sábado por la mañana y como de costumbre no tenía la menor idea del paradero de alguna de sus hermanas. Aunque estaba acostumbrada a estar sola y a pesar de que ahora vivía en una nueva casa la rutina no era tan diferente. Solo que esta nueva realidad la hacía sonreír mucho más de lo que lloraba, lo que era inevitable de demostrar.

Una vez que estuvo en la cocina puso agua a hervir para hacerse un café y comenzar bien la mañana. El ruido de la tetera la mantenía ocupada

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Parada frente a la puerta, respirando profundamente para no caer en angustia jugaba a empujar las piedras con la punta de sus viejas zapatillas Nike que dejaban mucho que desear. Eso realmente no importaba ya que dentro de su pecho un sincero y puro corazón que latía ahora mucho más rápido que nunca. Ahora mismo esperaba que alguien pudiera atender a sus llamados, y sobre todo que quisiera verla de nuevo.

El tiempo era eterno mientras ella miraba como el amaderado portón mantenía la misma posición que en los últimos cinco minutos. Temia que ella se asustara al verla fuera de su puerta aun cuando no se habian dado las direcciones, sin embargo era el ultimo favor que Devin le habia hecho. Todo con tan de verlas feliz.

Esperaba que la suerte las volviera a unir y que cuando esto sucediera lo pasado pudiera olvidarse fácilmente, quedando juntas como en un principio. Al igual que en un cuento de hadas. La única diferencia con la realidad era que ninguna de las dos era una princesa, solo humanas teniendo como único objetivo reencontrar su lugar en el corazón de la otra. Volviendo a la felicidad de un día trágicamente tuvieron que despedirse, cuando un auto policial separo sus caminos de una forma abruptamente definitiva. Separándolas completamente hasta el día de hoy.

El deseo observa tras sus pupilas mientras su pulso comenzaba a marearla, a causa de la rapidez con la que latía su pecho. El cual bombeaba adrenalina al resto de su cuerpo sediento del calor dado a través de un abrazo sincero. Volvió a tocar la puerta, deseando que esta vez la espera fuera mucho más amena. De algún sentido lo rogaba. Aunque nunca se habría animado a decirlo. Quizá por miedo o preparándose para el "qué dirán" lo estuvo guardando tengo de su pecho, demasiado tiempo.

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