—¡Norman! —grité notando cómo la rabia se apoderaba de mi cuerpo—. ¡¿Dónde estás?! —fui hasta el baño para abrir de una patada la puerta de este. Al ver que tampoco se encontraba allí, mi respiración se fue acelerando, al igual que los latidos de mi corazón.
«Te dije que ese chico iba a ser un problema» —comentó Kill una vez volví a la cocina. Estaba sentado en la mesa, balanceando sus piernas en el aire—. «Eres un inútil, Damien. ¿Ni si quiera sabes hacer un buen nudo?» —soltó una carcajada.
—No ha podido liberarse solo, le ha tenido que ayudar alguien —le miré con el ceño fruncido—. Me dijo que no iba a escaparse —murmuré, girando mi cara hacia el salón para mirar una vez más la silla.
«¿Y tú le creíste?» —preguntó, haciendo que me voltease de nuevo hacia él—. «No pensaba que fueras tan estúpido» —soltó un suspiro y se bajó de un salto de la mesa para acercarse a mí hasta quedar a pocos centímetros de mi cuerpo—. «¿Cuándo te vas a enterar que sólo yo permaneceré a tu lado por siempre?» —llevó su mano a mi frente y apartó un par de mechones hacia atrás.
—¿Por qué nadie quiere quedarse conmigo? —la voz se me quebró a la vez que mis ojos comenzaron a aguarse.
«Porque eres un asesino...» —dio un par de caricias suaves sobre mi pelo mientras que llevaba su otra mano a mi mejilla—. «Te tienen miedo» —endureció un poco el tono.
—Supongo que eso es malo... —murmuré confuso, a lo que Kill asintió con su cabeza.
«Pero no te preocupes, yo no te temo» —fue bajando sus manos por mi cuerpo—. «Yo te quiero» —agarró mis muñecas para alzarlas un poco—. «¿Y tú a mí?»
—Sí, claro que sí —respondí molesto por su duda.
«Entonces, encuentra al chico y mátalo» —gruñó, apretando sus dedos en mi piel.
—Le encontraré y le mataré —repetí en voz baja y con la mirada perdida.
Cuando reaccioné y volví a la realidad, Kill ya no estaba, así que me volteé para coger de nuevo mi chaqueta del perchero y salir de casa. Una vez montado en mi moto, me dirigí hacia el centro de mi pequeña ciudad, el cual estaba prácticamente vacío, debido a la fuerte tormenta que estaba cayendo. Pasé por al lado de una gasolinera y, al ver varias motos aparcadas allí sin sus respectivos dueños cerca, me pareció algo extraño, así que decidí acercarme. Nada más me bajé de la mía, vi que el trabajador de la gasolinera estaba saliendo dolorido del establecimiento. Me acerqué a él, a lo que este, al verme las pintas, intentó alejarse de mí, pero se resbaló con un pequeño charco recién formado en el suelo y cayó sentado.
—¿Qué te ha pasado? —me puse de cuclillas y le miré de arriba abajo, comprobando que estaba temblando de miedo aunque fuese unos años mayor que yo.
—Unos chicos querían robarme, y otro me ha defendido y... —tartamudeó, girando su cara hacia el interior del local—. Están detrás —bajó el tono de su voz, como si le fueran a oír.
—¿Cómo era el chico? —agarré el cuello de su polo del uniforme y acerqué su cara a la mía.
—Tenía el pelo negro, así como tú, los ojos grises y pendientes en las orejas —contestó alarmado por los nervios que tenía.
Le solté de mala manera y me puse en pie para ir hasta la parte trasera de la gasolinera. Conforme me acercaba, pude diferenciar unas voces entre las gotas de lluvia que con tanta fuerza estaban cayendo. Mi bota pisó algo extraño, así que me agaché para cogerlo y, al averiguar que se trataba de uno de los aritos de Norman, fruncí el ceño a la vez que apretaba mi mandíbula, y aceleré mi paso. Una vez giré la esquina, me encontré con cuatro chicos de veintitantos años abusando como buenos cobardes de mi chico secuestrado. Justo en ese momento, uno de ellos le metió un puñetazo en el estómago.
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PSYCHO
Horror{boyslove} Esta es la historia de un chico con un trastorno mental, debido al espeluznante pasado que le tocó vivir. Un trastorno que hace que tenga una mente extraordinaria a la par que terrorífica. Una mente que ve el asesinato como algo sano. Ase...