Capítulo 50. (FINAL)

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Mis "queridos" y odiados lectores:

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NO VOY A PONER LO DE SIEMPRE PORQUE ESTE NO ES UN CAPÍTULO COMO LOS ANTERIORES...

ESTE ES EL CAPÍTULO FINAL DE P S Y C H O.

ASÍ QUE, SIN MÁS, DISFRUTAD DE DAMIEN Y NORMAN POR ÚLTIMA VEZ.

ANONY.

Tres meses después de la muerte de Darren Night, Norman ya se había acostumbrado a ser el nuevo rey de los Escorpiones. Tal y como había pensado su padre, el chico sabía perfectamente cómo mantener el orden en Cave City, incluso mejor de lo que llegó a hacerlo él. Norman no quería seguir en guerra con otros bandos, así que firmó acuerdos con la mayoría; algunos pensaban que podrían abusar del joven líder, pero, en cuanto me veían aparecer, sabían que no debían hacerlo. Como Shadows Town se quedó sin mafia que les protegiera, después de discutirlo en diversas ocasiones, decidimos que los Escorpiones se encargaran de mi ciudad natal. Irónicamente, al final fui yo el que acabé haciéndole un favor al shérif de esta al librarle de tanta escoria.

Los Talpas que quedaron con vida no dudaron en unirse a nuestro bando, incluido Jim, a quien Norman invitó a que fuera el nuevo barman y guardián de la guarida de los Escorpiones. En cuanto a Danny, después de que Norman optara por liberarle y darle una oportunidad, con amenaza de muerte por mi parte si nos traicionaba, consiguió que su hijo se mudara con él a Cave City; esto lo logró gracias a la ayuda de uno de los mejores abogados de los Night, así que Danny acabó jurándole lealtad a Norman y a mí, algo que nunca se le habría pasado por la cabeza hacer con Stan.

Archie y Judie también empezaron a trabajar para nosotros. El motel de Judie se convirtió en uno dedicado por y para los miembros de los Escorpiones cuando a estos les fuera necesario, y a Archie le proporcionamos el dinero necesario para crear su tan soñado laboratorio y poder investigar y crear tantas sustancias como quisiera; la mayoría legales y otras no tanto, ya que el tráfico de drogas seguía siendo uno de los negocios más rentables de los Escorpiones.

Cuando las noticias anunciaron la muerte de Darren Night, e informaron de la pelea entre bandas y de cómo todo lo del secuestro y la huida posterior ya se había solucionado, recibimos una llamada de nuestros "amigos" de Weirdthon. Al parecer, Darian le insistió a Dabi con que nos llamara para comprobar qué tal estábamos y que le contásemos todo lo que había ocurrido. Obviamente quiénes acabaron hablando fueron Darian y Norman, ya que, aunque Dabi fue el que llamó y yo quien respondió, no pasamos del: "hola, me alegro de que sigáis vivos y eso..." por su parte, y "gracias, supongo" por la mía, así que nuestras respectivas parejas nos quitaron el teléfono y hablaron durante más de dos horas. Finalmente quedaron en que les haríamos una visita en cuanto tuviéramos tiempo libre.

La verdad era que siempre estábamos hasta arriba de trabajo, sobre todo Norman. Apenas podíamos disfrutar de tiempo a solas en casa, y eso entristecía al pelinegro y me cabreaba a mí. Encima, cuando yo tenía un día libre o algo parecido, el cual pensaba pasar aunque fuera ayudando a Norman, siempre acababa viniendo algún Escorpión a la mansión y lograba entretenerme con algún asunto relacionado con los negocios. En ocasiones como esas, debía hacer un gran esfuerzo para no partirle la cara a todo aquel que me privaba de pasar tiempo con Norman. Pero bueno, me concentraba en pensar que mis días acababan en la cama con él, así que se me iba pasando poco a poco.

En cuanto a Ethan y Logan, los entrené para que fueran más eficientes a la hora de matar. No era que antes estuvieran mal, pero les quería en mi bando, así que debían ser los mejores; como yo. A Ethan, Lion, le pedí que fuera mi subordinado porque había sido el único con el que me había podido acostumbrar a trabajar en mi vida. Además, me gustaba la cara que se le ponía al destrozar a alguien con su destornillador asesino. A Logan, sinceramente, al principio lo hice para que se mantuviera alejado de Norman, pero, en cuanto vi lo que podría llegar a conseguir con aquel chico, los motivos fueron cambiando. No le aguantaba como persona, él a mí tampoco, pero como trabajador era eficiente, leal y, lo más importante, obediente; hacía todo lo que ordenara y sin rechistar.

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