Capítulo 25.

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Cuando Stan verificó que ese era el llavero de su sobrina, empezó a ser verdaderamente consciente de la realidad. Se podía ver el dolor en su mirada, al igual que el odio.

—Ashley... —susurró sin dejar de acariciar el llavero en su mano.

—Jefe, ¿estás bien? —preguntó Bill con buena intención, pero era evidente de que no lo estaba.

—¿Qué se supone que deberíamos hacer ahora? —comentó Danny, como si aquello no le afectara en lo más mínimo; seguramente, así era.

—Marchaos —ordenó Stan serio y con la mirada fija en el llavero.

—¿Qué? —volvió a hablar Bill.

—Quiero que vayáis a comer algo —giró al fin su cabeza hacia nosotros—. Yo me quedaré con ellos para que comiencen a buscar el cuerpo de mi sobrina mientras —cerró su mano en un puño—. Regresad en cuanto terminéis —sorbió con fuerza por su nariz, sin querer mirarnos, y se encaminó hacia su coche, siendo seguido por su fiel guardia.

—Está bien... —murmuró algo confuso a la vez que todos observábamos a nuestro jefe.

—Entonces... —Danny rompió el silencio, haciendo que le mirásemos—. ¿Qué os apetece comer?

—Yo mejor me quedo —contestó Rain, dejándonos extrañados—. No tengo mucha hambre —metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta y se volteó para empezar a andar hacia la orilla del lago, donde algunos de los otros hombres estaban preparándose para volver a navegar.

Yo me quedé contemplándole durante unos segundos, puesto que me era bastante sospechosa la actitud que estaba adoptando aquel día, hasta que Danny puso una mano en mi hombro e hizo que reaccionase.

—¿Por qué me tocas? —pregunté en voz baja y sin mirarle, tratando de mantener la calma.

—Anda, vamos a comer —dijo Bill a la vez que agarraba la mano de Danny para apartarla de mi cuerpo—. Dark, ¿vienes? —añadió al ver que yo seguía mirando a Rain.

—Sí, os seguiré con mi moto —respondí antes de girarme al fin, a lo que mi compañero asintió y todos nos fuimos hasta nuestros respectivos vehículos.

Unos minutos más tarde, llegamos a un viejo restaurante que se encontraba cerca de la carretera del bosque. A pesar de lo deteriorado que parecía estar el local, era bastante famoso por la calidad de su comida, sobre todo de las carnes. Aunque la muerte de Ashley me importase cuanto menos en mi vida, no pude evitar sentir cierta inquietud por la situación que estábamos viviendo; incluso se me cerró el estómago. Sabía que Stan no tenía ningún motivo para sospechar de mí, pero tampoco podía descartar esa posibilidad. Aquel temor era algo nuevo para mí, puesto que nunca me había llegado a preocupar por las consecuencias de matar a una persona; claro que estas siempre eran tapadas por mi jefe, y ahora era él quien podía descubrirme.

Durante el almuerzo me limité a hacer el esfuerzo de comer para que Bill y Danny no sospechasen de que algo me ocurría, aunque este último, seguramente, ni cuenta se habría dado, ya que se pasó todo el rato hablando de cosas banales y haciendo bromas de mal gusto que no hacían gracia. Bueno, a Bill quizás un poco, pero cuando ya fue por la tercera cerveza. Sin embargo, aunque en ese momento tuviera tantas cosas en la cabeza, no pude dejar de pensar en Norman y en si estaría bien en casa. Deseaba con todas mis fuerzas que la búsqueda cesase, incluso si eso significaba encontrar el cuerpo más que muerto de Ashley, pero quería regresar junto a Norman cuanto antes.

—Dark, ¿estás bien? —preguntó Bill conforme salíamos del restaurante después de pagar la cuenta.

—Claro, ¿por qué? —le miré con el ceño fruncido.

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