Capítulo 35.

1.2K 223 226
                                    

Me incorporé confuso y me levanté de la cama para ir hasta el baño y averiguar si Norman se encontraba allí. Al ver que no, el pánico comenzó a expandirse por todo mi cuerpo. Antes de que pudiese hacer cualquier movimiento, la puerta de la habitación se abrió de golpe.

—¡Dark! —exclamó Judie con el rostro pálido—. ¡Se han llevado a Norman! —se acercó a mí para agarrar mis brazos; gesto que pudo provocarme un quejido de dolor al entrar en contacto sus manos con mis heridas, pero las palabras que acababa de oír lo eclipsaron por completo.

—¿Qué estás diciendo? —fruncí el ceño, siendo yo quien le agarrase de los hombros—. ¿Quiénes?¿A dónde? —endurecí el tono de mi voz, clavando mi mirada en la suya.

—Los hombres de su padre —tartamudeó de los mismos nervios, no por intimidación mía.

—¿Qué? —susurré, dejando caer mis manos.

—Norman se levantó temprano y bajó a por el desayuno para cuando te despertases, pero justo cuando iba a subirlo, llegaron esos hombres y le cogieron entre todos a pesar de que él no se dejaba —chistó con su lengua y se llevó una mano a la frente—. Uno de ellos dijo algo de que iba a revisar las habitaciones hasta encontrarte, pero Norman accedió a volver a casa con la condición de que no te hicieran ningún daño —soltó un suspiro y volvió su mirada a la mía.

—No es verdad, Norman no me abandonaría —negué levemente con la cabeza—. Me estás mintiendo —me acerqué a ella y le agarré por el cuello de su camisa—. ¿Qué has hecho con él? —gruñí con mi cara a escasos centímetros de la suya.

—¿No lo entiendes? —frunció el ceño—. Si se ha ido ha sido para protegerte —alzó un poco la voz, haciendo que mi agarre se volviera más débil—. Estabas dormido, podrían haberte matado sin que te dieras cuenta —cogió mi muñeca y tiró de ella para que le soltase.

—Tengo que ir a por él —sin pensarlo más, me di la vuelta y fui hasta el armario para abrir la caja fuerte que había dentro y sacar mi bolsa con dinero.

—Dark, tranquilízate —dijo Judie acercándose por detrás.

—¡¿Que me tranquilice?! —me giré con brusquedad, tanta que incluso le empujé sin querer—. ¡¿Cómo quieres que me tranquilice?! —grité, notando la desesperación correr por mis venas—. ¡Se han llevado a Norman!¡Lo han separado de mí! —llevé mis manos a mi pelo para enredar los dedos entre los mechones y tirar de ellos, fruto de la impotencia que sentía.

—Sabes a dónde le van a llevar, necesitas pensar con claridad —agarró mis manos con las suyas para que las bajara de mi cabeza, a lo que yo le miré extrañado—. ¿Cómo vas a entrar en la casa de Darren Night sin que nadie te vea? Es decir, todo Cave City debe saber quién eres y lo que has hecho —sin que me diese cuenta, me llevó hasta la cama para que me sentase en ella—. Además, estás herido y necesitas recuperarte, así sólo le causarás más problemas —se puso de cuclillas frente a mí, ya que yo permanecí cabizbajo.

—Pero Norman es mío —alcé mi mirada a la suya—. Nadie puede quitármelo —mis ojos comenzaron a aguarse a la par que mi garganta a quebrarse.

—Cariño... —pareció que iba a decir algo más, pero al contemplar la expresión tan triste de mi rostro, prefirió guardar silencio, y tan solo se limitó a ponerse en pie para rodear mi cuerpo y abrazarme—. Te guste o no, estará con su padre, así que no le pasará nada malo —dio un par de caricias en mi cabeza—. Descansa hoy mientras piensas con claridad —se separó de mí, haciendo que yo levantase mi cara para mirarle—. Te ayudaré en todo lo que pueda, ¿vale? —me dedicó una pequeña sonrisa, a lo que yo asentí suavemente.

PSYCHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora