Capítulo 15.

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Después de la reunión, opté por invitar a Hayley a un par de copas en la barra del bar. Obviamente, ella aceptó encantada. En el rato en el que estuvimos bebiendo y hablando con Jim, pude ver de reojo cómo Rain nos observaba lleno de rabia desde una de las mesas de billar, lo cual me hizo sentir una completa satisfacción porque aquello le estuviera molestando. Inevitablemente, pensé en Norman en más de una ocasión, ya que llevaba bastante tiempo solo en casa, y yo sabía perfectamente que debía volver cuanto antes. Una parte de mí, independientemente al trabajo, quería hacerlo, pero otra no. Esta última se excusaba en que quería alejar de mí esa vulnerabilidad que mi ser estaba sintiendo respecto a Norman, pero los celos de Rain me dieron una idea que podría satisfacer las dos partes; llevar a Hayley a casa.

—Espero que no te moleste que tenga a un chico secuestrado —comenté en tono pícaro una vez nos bajamos de la moto y comenzamos a caminar hacia las escaleras de mi caravana—. Tranquila, no muerde —aclaré al ver que la chica se había quedado algo extrañada ante mis palabras.

—¿No será algo incómodo? —preguntó preocupada justo cuando yo estaba abriendo la puerta.

—No para mí —murmuré conforme me adentraba en mi casa.

—¡Da...! —exclamó Norman al girar su cara en mi dirección, pero cerró la boca nada más vio a mi acompañante.

—Ya estoy aquí —sonreí de lado mientras me acercaba a la silla—. ¿Me has echado de menos? —me coloqué frente a él y pasé mi índice por una de sus mejillas.

—¿Quién es? —susurró confuso, frunciendo el ceño.

—Oh, qué maleducado soy —me llevé una mano a la frente y negué con la cabeza—. Norman, esta es mi compañera... —alcé mi brazo en dirección a la chica y ladeé la cabeza dudoso de no recordar su nombre—. ¿Cómo era que te llamabas? —añadí una vez ella agarró mi mano y se colocó a mi lado.

—Hayley —rodó los ojos, evitando soltar una risa traviesa.

—Eso —rodeé su cintura con mi brazo para pegarle más a mi cuerpo—. Él es Norman —señalé al pelinegro, quien estaba observando de arriba abajo a la chica—. Algo así como un compañero de casa que no paga el alquiler —alcé una ceja una vez Norman volvió su mirada a la mía.

—Muy gracioso... —comentó este molesto.

—¿Por qué está secuestrado? —preguntó Hayley con curiosidad, deshaciéndose de mi agarre para dar un par de pasos hacia Norman—. Es muy mono —carcajeó, llevando la mano al pelo de este.

—Eso no te importa —fui más rápido que ella y le agarré de la muñeca para que se alejase de Norman—. Y ni se te ocurra tocarle —aferré mis dedos a su piel, provocando que la chica hiciera una mueca de dolor—. Me pongo celoso si me siento segundo plato —le dediqué una sonrisa que ella me devolvió algo más tímida.

—Vale, vale... —dio un tirón para deshacerse de mi mano—. No hace falta que te pongas así —murmuró a la vez que se volteaba para contemplar con detenimiento el interior de mi rulot.

Entonces, miré disimuladamente y de reojo a Norman, quien tenía sus ojos puestos en la chica, pero manteniendo una pequeña sonrisa de lado y llena de orgullo. Aquello me provocó una sensación agradable en el pecho, lo cual hizo que me diera cuenta de que, en realidad, los celos que había sentido no eran respecto a Hayley y a mí, sino porque esta tocase a Norman. De nuevo, la vulnerabilidad con el chico volvía a surgir.

—¿Quieres una cerveza? —me acerqué por detrás a la morena y coloqué mis manos en su cintura para que se girase hacia mí.

—Claro —asintió una vez estuvo cara a cara conmigo—. Y todas las que quieras —rodeó levemente mi cuello con sus brazos.

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