Capítulo 43.

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Después de llamar a Darren Night para hablar sobre lo de Danny, desayuné rápido con Norman en lo que el coche llegaba para recogerme y llevarme a la sede Escorpión. Sinceramente, aquella mañana me fastidió demasiado que interrumpieran mi "día libre", pero bueno, me calmé al pensar en que, cuanto antes me deshiciera de todos, antes podría ser libre. Y, si a mí me fastidió, a Norman le mató por dentro; él quería pasar todo el día conmigo en casa, dándonos mimos, viendo alguna película o serie, beber vino en la terraza e incluso darnos un baño juntos. Cuando me expresó sus planes, sobre todo el último, mis ganas de matar a todos, Escorpiones y Talpas, aumentaron.

Al llegar al bar clandestino, la sede, me encontré con Darren hablando de algo con Ethan y Logan. Obviamente, nada más me vio, dejó a estos dos para acercarse a mí.

—¡Damien! —exclamó una vez frente a mí—. Siento mucho haber arruinado tu día libre, pero hoy tendréis la oportunidad perfecta para el tal Danny —rodeó mis hombros con su brazo—. Eres todo un profesional, estoy seguro de que lo entiendes, ¿verdad? —dio un apretón y me sonrió.

—Claro —cogí su mano para deshacer el agarre—. Al que le tienes que dar las explicaciones es a tu hijo —di un par de palmadas en su hombro y comencé a caminar hacia la sala donde solíamos reunirnos.

—¿Se ha enfadado contigo? —preguntó a mis espaldas, ya que estaba siguiéndome.

—¿Conmigo? —me giré lentamente hacia él—. No —solté una carcajada—. Contigo —le señalé con mi índice, a lo que Darren rodó los ojos—. Tú eres el que has interrumpido lo que estábamos a punto de hacer, no sé si me entiendes —alcé una ceja, cruzándome de brazos.

—Eres un cabroncete, Damien Dark —se acercó a mí y dio un par de palmaditas en mi mejilla que hicieron que me dieran ganas de arrancarle la mano de un bocado—. Pero, mientras vosotros lo disfrutéis, supongo que me toca ser feliz —añadió algo confuso justo antes de encaminarse a la puerta de la sala y adentrarse en ella.

Yo me quedé durante unos segundos en la misma postura y, una vez reaccioné, me di cuenta de que Ethan y Logan habían estado atentos a mi conversación con Darren. Clavé mis ojos en ellos, ya que ambos tenían sus miradas puestas en mí, y les sonreí pícaramente de lado antes de voltearme de nuevo. No llegué a ver la reacción que tuvieron, pero estaba seguro que una no muy buena, y eso me encantaba.

Una vez ya dentro de la sala de reuniones, Darren me dijo que me sentase a su lado. Aquello era algo que no les terminaba de gustar a los allí presentes, menos a Patrick, "Kangaroo", pero me daba igual y, sinceramente, era lo que tocaba; lo que ordenaba el jefe era la ley.

—¿Cómo os fue anoche, Peter? —preguntó Night mirando a su subordinado.

—Bien, señor, no tuvimos ningún tipo de complicación para acabar con ellos —contestó. Peter era un hombre de cuarenta y pocos años, castaño y delgado, pero con fuerza. Por eso su apodo animal era "Tiger".

—Es bueno oírlo —apuntó algo en un papel que tenía frente a él—. Tú y tus hombres podréis descansar hoy. Esta noche es el turno de Henry —nada más dejó el bolígrafo en la mesa, alzó su mirada hacia el castaño, quien asintió conforme con las palabras de su jefe.

—¿De cuántos Talpas estamos hablando? —preguntó Henry, "Bear".

—Seis o siete, pero no hay por qué preocuparse, creo que sólo son topos —Darren se apoyó en el respaldo de su sillón, cruzando los dedos de sus manos sobre el abdomen—. Damien, según nos dijiste, ellos no están muy entrenados para matar, ¿verdad? —me miró, expectante a mi respuesta.

—No, pero sí para esconderse —subí mis piernas a mi asiento para sentarme como un indio—. Por cierto, ¿me he perdido algo? —fruncí el ceño, ya no entendía muy bien qué era a lo que se estaban refiriendo.

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