—Norman, la secadora ha pitado —alcé la voz sin ni si quiera molestarme en quitar la mirada de la revista que estaba leyendo sentado en el sofá.
—¿No puedes ir tú? —preguntó el pelinegro desde el baño.
—Se supone que eres mi criado —intenté decir serio, aunque ganas no me faltaron de soltar una carcajada maliciosa.
—Pensaba que eso ya se había quedado en el pasado —refunfuñó a la vez que salía al pasillo y caminaba hacia la cocina.
—Que tenga sentimientos por ti es una cosa, y que hayas dejado de ser mi prisionero es otra —giré mi cara en su dirección y le dediqué una sonrisa pícara.
—No, no lo es —frunció el ceño mientras se acercaba a mí—. Se supone que estoy muerto —alzó una ceja, cruzándose de brazos.
—Puedo convertirlo en una realidad si quieres... —dejé la revista a un lado y me puse en pie para colocarme frente a él.
—No serías capaz —rodó los ojos con tal de no enfrentar mi mirada.
—Ponme a prueba —di un par de pasos más hacia su cuerpo, quedando ambos a escasos centímetros el uno del otro, y subí mi índice a su barbilla.
—Damien, déjalo ya —carcajeó, poniendo sus manos en mi pecho para separarme de él.
—No quiero —agarré sus muñecas para retenerle, a lo que él, lejos de molestarse, me sonrió más que encantado de aquel juego.
—Está bien —se encogió de hombros como pudo—. Hazlo y vive sin mí —clavó con soberbia sus ojos en los míos.
Tras unos segundos en los que me quedé contemplándole completamente serio, inhalé una bocanada de aire y suspiré.
—Tú ganas —gruñí a la vez que le liberaba de mis manos, provocando que Norman soltase una leve risa.
—Venga, no te enfades —rodeó rápidamente mi cintura con sus brazos al ver que hice el amago de voltearme para volver a sentarme en el sofá.
—Pues saca la ropa de la secadora —dije sin mirarle, aprovechando que tenía su cara escondida en la curvatura de mi cuello.
—Serás... —murmuró, alzando su cara a la altura de la mía.
Antes de que pudiera decir nada más, agarré sus mejillas con mis manos y junté mi boca con la suya, lo cual hizo que se destensara por completo, y que sus labios tan sólo se centraran en disfrutar de los míos. Subió lentamente sus manos por mi espalda, con sus dedos disfrutando de cada uno de los músculos de esta, mientras yo bajaba una de las mías por su garganta hasta el principio de su pecho. Cuando Norman entreabrió sus labios para dejarle paso a mi lengua, ambos nos vimos obligados a detener el beso al escuchar un ruido fuera, cerca de la rulot.
—¿Qué ha sido eso? —preguntó nada más nos separamos y giramos nuestras caras hacia la ventana del salón.
—Ni idea... —me quedé contemplándola extrañado, ya que la persiana estaba a medio bajar—. Espera aquí —bajé el volumen de mi voz y cogí el brazo de Norman para tirar de él y que se sentara en el sofá, lo cual él obedeció. Me acerqué a la ventana con cuidado de no ser visto para sorprender a quien fuera que estuviera por los alrededores de mi casa, pero cuando al fin pude observar el exterior, no vi a nadie—. Qué extraño... —susurré para mí mismo, revisando otra vez las vistas del descampado.
—¿Has visto algo? —preguntó Norman con cierto temor, aunque no entendí muy bien el por qué.
—No —negué levemente con la cabeza antes de apartar mi vista de la ventana—. Habrá sido algún animal —me giré y acerqué al sofá.
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PSYCHO
Horror{boyslove} Esta es la historia de un chico con un trastorno mental, debido al espeluznante pasado que le tocó vivir. Un trastorno que hace que tenga una mente extraordinaria a la par que terrorífica. Una mente que ve el asesinato como algo sano. Ase...