Capítulo 45.

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*ESTE CAPÍTULO CONTIENE ESCENAS +18. AVISO Y NO ME HAGO RESPONSABLE DE LO QUE PUEDA PROVOCAR EN MIS LECTORES.

Le seguí el beso con las mismas ganas e incluso más mientras llevaba mis manos a su espalda para empujarle contra mí. Su lengua rozó mis labios y, sin pensarlo, abrí los míos para dejarle paso. Subió una de sus manos a mi pelo y lo agarró con fuerza a la vez que mis dedos se clavaban en la piel de su espalda. Cuando nos estábamos quedando sin oxígeno, pues nuestras lenguas parecían no querer despegarse nunca la una de la otra, cortamos el beso.

—Pensaba que estabas dormido —murmuré, clavando mis ojos llenos de deseo en los suyos.

—¿Cómo iba a poder hacerlo si sé que estás desnudo en la habitación de al lado? —sonrió pícaramente de lado.

—¿No decías que teníamos todo el día de mañana para hacer esto? —alcé una ceja.

—Sólo quería despistarte —puso su mano en mi pecho y la fue bajando lentamente por mi abdomen—. Ya te avisé de que la próxima vez no iba a tener ningún tipo de compasión contigo —rozó mi miembro con sus dedos y, al ver cómo pasaba mi lengua por mis labios, no dudó en agarrarlo para comenzar a acariciarlo.

—La compasión está sobrevalorada —solté una carcajada leve que fue interrumpida por un jadeo.

—Que te lo digan a ti —se fue echando sobre mí hasta que mi cabeza se apoyó de nuevo en el bordillo de la bañera, y atacó mi cuello con su boca a la vez que empezaba a masturbarme.

Yo simplemente cerré los ojos, disfrutando del placer y los besos que Norman me estaba dando, hasta que mi miembro fue endureciéndose cada vez más y no pude evitar llevar mis manos hasta su culo para agarrárselo con fuerza, lo cual provocó que el pelinegro me diera un mordisco en la curvatura de mi cuello que hizo que yo soltase el primer gemido; adoraba el dolor que sus colmillos me proporcionaban. Como él no tenía intención de cesar los movimientos de su mano en mi miembro bajo el agua, quise que también disfrutara, así que abrí disimuladamente sus nalgas y, sin que se lo esperase, fui metiendo uno de mis dedos en su interior. Nada más lo notó, Norman soltó un gemido demasiado excitante sobre mi oído, el cual provocó que se lo metiera entero sin ni siquiera plantearme si le iba a doler o no.

—¿Estás bien? —pregunté una vez se separó para mirarme a la cara, a lo que él asintió.

—Aunque prefiero tener dentro otra cosa —se mordió el labio inferior y aferró sus dedos a mi miembro.

Ser testigo de tanto deseo por su parte hizo que no pudiera controlarme más, así que saqué mi dedo de su interior para hacer que sus muslos rodeasen mi cintura y yo cogerle de los muslos. Norman, al ver mis intenciones, me sonrió y se abrazó a mi cuello justo antes de que yo me pusiera en pie, con él en brazos. Salí con cuidado de la bañera y, cuando empecé a caminar hacia la puerta del baño, el pelinegro atacó esa vez el otro lado de mi cuello. Nada más llegamos a la cama, le solté en ella sin apenas cuidado, lo cual le hizo soltar un risa traviesa, pues sabía lo mucho que me había provocado, y me fui colocando encima de él, con mis rodillas y manos a cada lado de su cuerpo. Incliné mi cara hacia la suya y fui dando besos en su mejilla, bajando por el mentón hasta que llegué a la garganta. Mis labios se deslizaron lentamente, entre beso y beso, por su pecho hacia el final de su abdomen, con la intención de seguir mi recorrido hasta su pubis, pero Norman me agarró del pelo para que alzase mi cara.

—Levántate —me ordenó serio.

—No —fruncí el ceño e hice el amago de continuar con mis besos, pero se incorporó hasta quedar sentado—. ¿Qué haces? —pregunté fastidiado una vez me coloqué de rodillas frente a él.

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