Capítulo 20.

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—¿Y? —le miré con una ceja alzada—. Tú también estás solo —sonreí de lado.

—Momento ideal para que resolvamos de una vez nuestro empate —sus ojos revisaron mi cuerpo de arriba abajo—. ¿Cómo tienes la cicatriz? —soltó una carcajada pícara.

—¿Podemos dejar tus estupideces para otro momento? Estoy cansado de trabajar —suspiré a la vez que comenzaba a andar, pero justo cuando pasé por su lado, puso una mano en mi hombro para que me detuviese.

—¿Qué ocurre?¿Tienes miedo? —murmuró en mi oído—. Uno de mis hombres me ha dicho que tenéis secuestrado al chico de Darren Night... —al escuchar aquello, giré mi cara hacia la suya—. ¿Qué pasaría si voy a Cave City para decírselo? —carcajeó al mirarme a los ojos.

Le dediqué una sonrisa y, sin que se lo viera venir, agarré su mano para que la apartara de mi cuerpo, y le metí un puñetazo en la cara que le hizo retroceder un par de pasos.

—Hazlo y estarás muerto —farfullé, acercándome de nuevo a él.

—Ese es el Dark que quería ver —se llevó una mano a la boca para ver si tenía sangre—. El que se deja llevar por su locura —rio.

—Yo no estoy loco —gruñí, apretando mis dedos en un puño.

Entonces, Seth se abalanzó contra mí, haciendo que ambos nos cayésemos al suelo; él encima mía. Se sentó sobre mi cintura e hizo el amago de meterme un puñetazo en la cara, pero yo fui más rápido y le esquivé, consiguiendo darle yo uno en su costado que hizo que se recostase a mi lado. Momento que aproveché para colocarme sobre su cuerpo, reteniendo con fuerza sus piernas entre las mías, y agarré su cuello con mis manos con la intención de asfixiarle, pero Seth elevó uno de sus brazos y, al estar tan concentrado en ahogarle, no vi venir el puñetazo que me metió en uno de mis pómulos, el cual se abrió con una pequeña raja y empezó a derramar sangre. El moreno creyó que, al llevarme la mano a mi mejilla, había bajado la guardia, pero lo único que quise fue que él se distrajese; a la misma vez que me agarraba de la chaqueta de mi traje para tumbarme de nuevo en el suelo, yo saqué mi cuchillo tracker sin que se diese cuenta. Una vez lo empuñé en mi mano, mi cuerpo se resistió a moverse ni un centímetro más y, con la otra, agarré de nuevo su cuello con toda la fuerza que tenía en aquel momento. Seth hizo lo mismo con las dos suyas en mi cuello, notándose en sus ojos lo apurado que comenzaba a estar, pero la adrenalina se había apoderado tanto de mi ser que ni si quiera noté la fuerza que ejercían sus dedos en mi piel.

—Te he avisado muchas veces, pero tú no has querido hacerme caso —mascullé entre dientes a la vez que llevaba la hoja de mi cuchillo hasta su garganta.

—Esto no ha terminado —contestó con rabia, como si el agarre de mi mano no hiciera efecto alguno en su respiración, y me sonrió con picardía.

—Yo creo que sí —alcé mi brazo y, justo cuando iba a clavar mi cuchillo en su cuello, la puerta del casino se abrió.

—¡¿Qué demonios está pasando aquí?! —exclamó uno de los guardias que había visto dentro hacía unos minutos, provocando que yo me detuviese y girara mi cara en su dirección—. Tú eres el chico de antes... —me señaló, dando varios pasos hacia nosotros.

—Vamos, mátame... —dijo Seth agarrándome la muñeca de la mano que aún seguía en su cuello—. No tienes la cara cubierta —soltó una carcajada burlona, a lo que yo le miré rabioso e incliné mi cuerpo hacia delante para acercar mi cara a la suya.

—Al final resulta que sí que es tu día de suerte... —llevé mi boca a su oreja—. Los desempates siempre los gano yo —murmuré a la vez que agarraba su chaqueta de cuero para alzar un poco su cuerpo y, un par de segundos después, dejarle caer de golpe, lo cual hizo que emitiera un siseo de dolor al chocar su espalda con el asfalto.

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