37- Esto parecía el comienzo de una pandemia o algo así

649 89 32
                                    

A ver, que aunque estaba medio dormida no se me olvidó, eh.

Al día siguiente, cuando acabé de trabajar a media tarde, me reuní con los chicos en el Bul.

Habían puesto un cartel de "cerrado por reformas" y tenían las persianas bajadas.

Taeja me había mandado un mensaje para avisarme de que estaban todos allí.

Cuando llamé a la puerta fue Elya quien me abrió.

Los demás estaban, una vez más, entorno a las camillas. Todos parecían expectantes, miraban a Taeja de forma inquisitorial. Pero también me di cuenta de que parecían agotados. Gunnar tenía los ojos un poco hundidos y cansados. Lucas estaba sentado en una silla, con los codos sobre una camilla delante de él y la cabeza entre las manos...

Y los demás ni tenían mucho mejor aspecto.

Taeja me dedicó una mirada de socorro así que acudí a su lado después de ayudar a Elya a guardar mis cosas.

Una vez junto a él, le di un apretón en la mano y le sonreí tratando de ser reconfortante.

—¿Qué ocurre, Taeja? —preguntó Gunnar para romper el hielo una vez todos los chicos estuvieron prestando atención. Hizo una mueca al darse cuenta de que su tono había sido un poco más agresivo de lo que pretendía.

El aludido a mi lado tomó aire profundamente antes de hablar.

—He tomado una decisión —anunció, bailando la mirada por la de cada uno de sus compañeros—, no es lo que me gustaría, pero voy a irme como mis padres quieren —así, como las tiritas, mejor rápido y sin dolor.

Me di cuenta de que le temblaban un poco las manos de los nervios así que volví a tomar la que tenía más cerca.

El silencio incómodo que se hizo tras sus palabras no ayudó en absoluto.

Todos parecían haberse quedado bastante sorprendidos.

—¿Cómo que te vas? —Jinho fue el primero en responder algo. Tenía el ceño fruncido lo que le daba un aire amenazante que no le había visto antes.

—Mis padres me han buscado un nuevo destino, en Barcelona, para estudiar lo que quiera —explicó intentando que su voz no vacilara—. Solo quieren que me aleje de la ciudad.

—Entonces, ¿vas a ceder a lo que ellos querían? —le recriminó Elya. Vaya, las cosas no estaban saliendo exactamente como yo esperaba.

—¡No es eso! —trató de defenderse el chico, moviendo las manos delante de él.

—¿Qué es si no? —cuestionó de nuevo el otro, alzando las cejas. Jinho no había vuelto a decir nada, pero su expresión hablaba sola.

Gunnar se despegó de la camilla donde estaba apoyado e hizo un gesto a los dos amigos para que se callaran. Luego señaló a Taeja para indicarle que se explicara.

Él le dio las gracias con un asentimiento antes de continuar.

—Ya sabéis que mis padres me habían estado presionando para que me fuera y no me relacionara con vosotros —Jinho se cruzó de brazos, expectante. Daba bastante miedo—. Me han estado usando para facilitar las negociaciones de la galería de arte, pero ahora que no les debo servir o les molesto, quieren quitarme de en medio.

Hizo una pausa para ver cómo reaccionaban los demás.

El único que se mantenía en la distancia era Arthur, que no parecía estar juzgándole. O no demasiado.

—Sé que también te presionaron para que les contaras cosas de nosotros, demasiadas cosas —intervino Rome, que se había puesto silenciosamente a su lado.

Tinta Negra [TN#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora