33- He estado en raves menos confusas que esto

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La persona frente a mí tardó unos segundos en abalanzarse en mi dirección. Parecía haberse quedado sin munición.

—Tus cuatro compañeros están bajando —me informaron al oído de nuevo.

Tenía miedo de quién podía ser pues no era uno de los míos pero tampoco era de la mafia local. Así que en vez de dispararle lo recibí con un puñetazo, que es menos letal.

Se tambaleó un par de pasos hacia atrás al recibir mi golpe, pero no tardó en recuperarse.

Cargó contra mí de nuevo y cuando estaba dispuesta a interceptar sus brazos se agachó, cogiéndome por la cintura y levantándome en el aire. No me lo esperaba.

Me lanzó de espaldas contra la columna más cercana, haciendo que me crujiera el cuerpo de una forma bastante desagradable.

Antes de que me pudiera levantar del todo, me agarró del cuello haciendo que mis pies se despegaran del suelo.

Cogí su mano con las mías en un intento de liberarme o respirar, pero era mucho más fuerte que yo. Opté por la segunda opción: pegarle un rodillazo en la entrepierna. A juzgar por la silueta sería un chico así que eso tenía que doler.

Y no, no me había equivocado. Mi rival me dejó caer para retorcerse de dolor. Usé esos segundos para golpearle en el estómago y luego en la cara, dejándolo más aturdido.

—No veo nada con el humo —murmuré, tratando de ver el rostro de la otra persona. Me era imposible, aún estaba muy denso a nuestro alrededor y me escocían los ojos.

En ese momento me di cuenta de que yo no era la única que estaba en una pelea allí. Se había desatado una batalla campal en la entrada del almacén y no estaba segura de cuáles eran los bandos. Por suerte, Bultz vino a mi rescate.

—Ciara, busca la puerta. Tus compañeros están intentando abrirse camino hacia la salida pero parece que ha llegado el grupo criminal por lo que me informa Lea —me mordí la mejilla por dentro. Los chicos estaban allí—. Y parece que el cuerpo de seguridad está de camino —como veis, las buenas noticias no paraban de llegar.

Miré al chico que se estaba intentando levantar del suelo pesadamente. Probablemente era uno de mis amigos, sabía que Arthur no porque él era más bajito que yo, pero no podía delatarme a mí misma tampoco. Tenía que confiar en sus capacidades para escapar.

Y el primer paso para que no me descubrieran era salir de ahí.

Empecé a correr hacia la zona donde se escuchaba más jaleo, sacando de nuevo la pistola.

Estaba vez sí que pude identificar la silueta de Lea. Cuando tienes a una persona muy vista sabes quién es incluso con un humo horrible de por medio y yendo encapuchadas.

Me abrí paso a tiros, literalmente, hasta donde estaba ella junto con los otros compañeros. Parecía que nos disparaban desde arriba pero había un poco de confusión sobre quiénes eran los objetivos.

—Tenemos que irnos ya —le grité cuando llegué a su lado.

—Lo sé, tienes espectadores amigos —dijo haciendo referencia a los chicos—. ¿Qué vas a hacer?

—Confiar en que sabrán buscarse la vida —me sabía mal decir aquello pero no me quedaba otra, no es como que nosotros estuviéramos precisamente de fiesta.

Vi al chico con el que había estado peleando acercarse corriendo por el pasillo, con una pistola en la mano que le había quitado a un guardia muerto. No llegó muy lejos; cuando estaba a punto de llegar a nuestra zona cayó de lado al suelo con un grito. Le había dado.

Tinta Negra [TN#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora