32- Añadid que hago reformas de edificios a mi currículum

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Convencer al jefe de dar un gran golpe no fue difícil. Como Lea y yo sospechábamos, estaba sediento de sangre y venganza después de que varios de los miembros de su mafia recibieran amenazas de muerte o ataques (pues mi amiga no había sido la única).

Estuvimos un par de días preparando el golpe. Pretendía volar por los aires el almacén de municiones de la otra mafia. La idea era que Lea, yo y otros tres compañeros nos infiltraríamos en la planta baja y colocaríamos explosivos. Una vez abandonado el lugar, lo haríamos estallar.

No era muy difícil, ya habíamos hecho cosas del estilo y no era necesariamente peligroso así que no puedo decir que estuviera muy nerviosa.

Estuve hablando con los chicos y me las apañé para hacerles entender más o menos que el conflicto entre las dos mafias iba a ser pronto y real. Me dijeron que necesitaban recuperar aún el material que les habían robado pero que después de eso se centrarían en la galería. Yo esperaba que todo saliera bien.

—El golpe puede llamar la atención del grupo criminal. Son mutados, así que si aparecen tenéis orden de matarlos también y notificarlo —dijo Bultz mientras íbamos de camino al almacén en unas furgonetas blindadas. Así, por levantar los ánimos.

Lea y yo intercambiamos una mirada antes de subirnos la capucha y el cuello para taparnos la cara.

Llevábamos chalecos antibalas, que no son lo más cómodo del mundo pero aprecio mi vida, los explosivos en un cinturón porta herramientas.

El almacén estaba vigilado y el acceso más sencillo era desde arriba.

Una vez llegamos, el grupo que iba a entrar empezamos a guardar nuestras armas y repasamos qué zona correspondía a cada uno. Yo estaba a cargo del primer sótano, que era una especie de parking.

Sí, esto de que en Internet estén los planos de casi todo es bastante útil.

Ahora, imagino que habréis visto el problema. El acceso más fácil: el techo. Mi zona: el primer sótano.

Ya, no suena a paseo por la pradera, ¿verdad?

Subir arriba no fue difícil. La movida estaba en que el edificio estaba protegido por sus cuatro lados, sin ventanas ni accesos directos quitada la puerta principal, pero la ventilación estaba en el techo. Así que, si mantenían ocupados a los guardias de fuera, podíamos subir sin ser vistos y entrar por ahí.

El edificio estaba en la colina de una montaña, pues a las afueras de la ciudad empezaba una cordillera. Esto nos permitió aparcar a todas las unidades lo suficientemente lejos como para no resultar demasiado visibles ni sospechosos.

Los tiradores fueron los primeros en acercarse al edificio. Lo rodearon y esperaron la señal de Bultz para disparar.

Esta fue dada una vez los cinco que íbamos a entrar estuvimos a cien metros, tapados por el desnivel del terreno, listos para ir hacia allá una vez los guardias estuvieran muertos.

Cuando los vimos caer al suelo sin vida corrimos hacia la pared norte. No tendríamos mucho tiempo hasta que se dieran cuenta de que no les llegaba nada del exterior del edificio, había que actuar rápido.

Lea era la encargada de asegurar los arneses y las cuerdas para subir al techo. Aquello no fue complicado pues era una superficie bastante lisa, pero una vez arriba tuvimos que asegurarnos de que las cuerdas no colgaban. Si las veían al salir a comprobar qué ocurrían tendrían pistas de por dónde buscar y eso no nos convenía.

La parte superior del edificio solo tenía la salida del conducto de ventilación y una trampilla.

Dos de nosotros se metieron por la trampilla, pues desde allí podían llegar más rápido a su zona, mientras que los tres restantes tuvimos que desmontar la rejilla para poder entrar.

Tinta Negra [TN#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora