4- Parece que mis habilidades sociales no están del todo oxidadas

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Después del incidente en el Eros con los guardias, tuvimos la orden de esperar un aviso del jefe para llevar a cabo el siguiente movimiento.

Además, así tenía unos días "libres" en los que solamente tenía que trabajar en el Ms. Pepper.

Sí, trabajar en un bar es más entretenido de lo que pueda parecer. Dejando a un lado los comentarios misóginos y asquerosos diarios, el último turno para cerrar y el sueldo escaso, a veces conoces gente interesante.

Como el chico de pelo oscuro, vestido con una cazadora vaquera negra que llevaba casi media hora sentado en la barra sin pedir nada. Mis compañeros tampoco parecían atreverse a acercarse a preguntarle.

Nada más llegar se había sentado y se había quitado los anillos de plata que le adornaban los dedos. Sus manos estaban tatuadas en los nudillos y yo aún no había podido ver su cara.

—¿Vas a pedir algo o solo has venido a calentar el asiento? —le pregunté finalmente, mientras terminaba de ordenar las botellas debajo de la barra.

Él levantó la vista, clavando sus profundos ojos rasgados en los míos y mi instinto me hizo no soltar la botella que tenía en la mano. Por algún motivo, me sentí amenazada por la intensidad de su mirada.

Nariz delgada con una peca en un lado, labios en forma de corazón con el superior ligeramente más grueso y prominente, cejas apenas visibles por el pelo desordenado que le cubría la frente. Su aspecto era atractivo pero intimidante.

—En realidad, espero a un amigo, pero se está retrasando, mucho —su acento me confirmó lo que en un primer momento ya había sospechado: era extranjero. Vi cómo analizaba los tatuajes de mis brazos antes de volver a hablar—. Un cuadro bastante interesante —comentó señalando la silueta de dos serpientes entrecruzadas que llevaba en mi antebrazo derecho—. He tatuado más de una vez ese símbolo y cada persona me ha dado un significado diferente.

Así que era tatuador... Por su aura yo habría dicho que se trataba de un matón de discoteca o algún delincuente sin más. Perdonad mis propios prejuicios.

—Es el símbolo del dios nórdico Loki —expliqué mientras le daba la cuenta a otro cliente—, representa la capacidad de adaptación a los cambios bruscos, la independencia y la astucia.

Él mostró una sonrisa torcida que le daba un aspecto peligroso, esa clase de sonrisa de alguien que está a punto de jugártela... un canalla.

—Eres la primera que me da el significado real —dijo como si se sintiera orgulloso, girándose para mostrarme una versión más pequeña y con un diseño distinto de mi tatuaje de Loki en la parte trasera de su cuello. El tatuaje era realmente hermoso, quien hubiera hecho su diseño y quien lo hubiera plasmado sin duda tenían una mano increíble. No pude evitar sentir curiosidad.

—Kiera Byrne —me presenté, recogiendo la cuenta que había tendido antes. A pesar del pelo pude ver cómo enarcaba una ceja—. Es irlandés.

Él asintió sutilmente. Apenas lo conocía y ya me había percatado de lo terriblemente inexpresivo que era en general. Me recordaba a las estatuas de mármol que guardan las puertas de los museos. Hermosas pero sin emoción.

—Lee Jinho —el rostro se le iluminó un poco al decir su nombre (aunque creo que fue porque levantó la cabeza y las lámparas le dieron de lleno)—. Es coreano —añadió, imitándome. Me caía bien.

Lo miré durante unos instantes. ¿Estaba aquí trabajando? En mi paseo nocturno la primera noche en la ciudad no vi ningún local de tatuajes, pero tampoco es como si me hubiera recorrido la ciudad entera.

—Y, en el caso de que quisiera hacerme algo nuevo o retocar uno viejo —dije mirando mis manos con desinterés. Llevaba un ala de ángel en el dorso de cada una de ellas—, ¿dónde debería ir?

Tinta Negra [TN#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora