30- Choque de colosos: agente de incógnito y príncipe modelo coinciden en un bar

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¿Recordáis que el día que llegamos nuevas a la ciudad, Lea y yo apostamos que si yo me tapaba un lado de la cabeza ella tenía que venir a verme al trabajo con bigote y gabardina? Pues ese día por fin llegó. Aunque no fue el más acertado.

Yo estaba tranquilamente atendiendo la barra cuando uno de mis compañeros del Ms. Pepper se me acercó.

—Esa... persona con gabardina quiere que le tomes tú la comanda —dijo dudoso señalando con la cabeza a una figura vestida con dicho abrigo marrón clarito y un sombrero negro, que permitía entre ver un frondoso bigote.

Mirad, casi empiezo a llorar de la risa ahí en medio. Quién lo diría, Lea Rubio, la 'princesita de Milán'.

Ella no levantaba la vista de un periódico que llevaba en las manos, lo que lo hacía todo aún más icónico.

Pero es que justo en ese momento entró por la puerta cierto chico con aspecto de modelo con cara de necesitar ayuda mía urgente. O un médico.

—Kiera, tengo un problema —fue lo primero que dijo Taeja, sentándose en una de las banquetas frente a la barra.

—Buenos días a ti también —respondí yo asintiendo con la cabeza. En mi campo de visión entraba Lea, cuyos ojos verde claro me urgían para hablar. Le hice una señal con la cabeza para que me esperase fuera, aprovechando que el chico delante de mí se estaba frotando la cara con las manos—. ¿Qué ocurre? —pregunté finalmente, limpiando con un trapo unos vasos que tenía apilados.

—Mis padres —fue su primera y simple respuesta—. La ciudad ahora mismo es un jaleo, y quieren comprar cuanto antes la galería de arte —dejé el vaso que tenía en las manos lentamente en su sitio. Que la embajada coreana tuviera intención de hacer eso, adelantando sus movimientos, no era buena señal—. Tengo que conseguir que lo retrasen de alguna manera. Además, no paran de presionarme por mi relación con los chicos. Tras la muerte de Kale estuve un poco ausente, y JoJo todavía más, pero no podía explicarles nada —añadió, pasándose las manos por el pelo en gesto nervioso. Apoyó los codos sobre la barra y luego su cabeza en gesto abatido.

—Entonces vosotros tenéis que actuar antes de lo previsto, ¿no? —él asintió sin incorporarse, soltando un quejido. Siempre he pensado que era un chico un poco dramático, pero la verdad era que en esos momentos sí estaba en un buen lío— Pues fuera cual fuera el plan que tuvieseis, tenéis que adelantarlo. De todos modos, seguro que tus padres quieren que su adquisición de la galería sea todo un notición —Taeja volvió a asentir contra su brazo—, pues, con todo lo que está pasando aquí últimamente, dudo mucho que llegue a ser portada de ningún periódico. Tal vez puedas chantajearlos con algo así para que retrasen un poco su compra —propuse haciendo que el chico levantase la cabeza de golpe.

—¿Crees que podría funcionar? —inquirió con una chispa de esperanza en los ojos.

—Depende de lo manipulables que sean tus padres —observé encogiéndome de hombros y procediendo a ordenar ya los vasos que estaban limpios.

—En lo que a imagen pública respecta, harían cualquier cosa por ser los mejores —me aseguró y yo recordé cómo le habían negado un futuro feliz a su hijo solo por tenerlo como rostro presente en negociaciones—. En cuanto a lo de acelerar nuestro plan... —su expresión se volvió un poco más reacia— Teníamos pensado ganar poder sobre la mafia local para no tener tantos problemas luego, como solo somos nueve... digo, ocho —finalizó apenado.

Apilé el último vaso y me giré hacia Taeja. Sus ojos estaban tristes y sus gruesos labios formaban un pequeño puchero.

—Hay otra mafia en la ciudad que está peleando con la local también —le recordé. Y esa mafia era a la que yo pertenecía, pero como que nos estábamos para dar detalles. Solté un largo suspiro; la situación era peliaguda si quería ayudarles sin destaparme a mí—. Hoy trabajo hasta tarde, cuando acabe me paso por el Bul y os ayudo a pensar algo —me ofrecí sin saber qué más podía hacer en esos momentos.

Tinta Negra [TN#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora