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El mensaje

Mientras espero pacientemente mi cabeza da mil vueltas.

En ocaciones me culpo.

En otras me felicito.

Pero a fin de cuentas el motivo de ambas es el mismo.

Belcebú.

Me culpo por tener una carga extra que es altamente peligrosa.

Y me felicito por haberle salvado la vida a un ser vivo por muy malo que pueda ser.

Sí, me metí en donde no debía, hice cosas no debía y salvé a la persona que tampoco debía.

Pero, ¿qué tenía que hacer? Ya estaba allí en el cementerio con el extraño enfrente y prácticamente metida en problemas.

De igual manera tenía que huir de ahí, así que, ¿por qué no ofrecerle al chico huir conmigo?

Ni siquiera sé porqué me engaño, la realidad de todo es que además de temeraria, soy demasiado noble como para dejar a un desamparado en la calle.

Sí, aún cuando el desamparado aparece ensangrentado en medio de un cementerio.

Soy patética. Mi vida era tan aburrida que busqué desesperadamente la oportunidad perfecta para ponerle un poco de intensidad a las cosas.

Pero me pasé de la raya.

—Hey — alguien llama mi atención y la imagen de Belcebú ensangrentado desaparece de mi mente.

—¿Sí?

—Aquí está lo que pediste — dice y extiende un sobre grande y amarillo —, todo está dentro.

Lo abro rápidamente y hojeo lo que hay dentro sin observar a fondo nada.

—Bien, toma — doy el dinero acordado y me apresuro a salir del lugar.

Atravieso la calle luego de observar que ningún carro vaya a pasarme encima y me subo al auto sin detenerme.

—¿Todo listo? — pregunta Archer.

—Aquí está — confirmo y al fin saco los documentos de donde están —, acta de nacimiento, identificación...

Belcebú me quita las hojas de las manos y las mira él mismo.

—Bael Jackson — lee en voz alta —, tengo... ¿tengo veintitrés años? — cuestiona irónico.

—Sí, y no se te olvide, la gente pregunta mucho la edad de los chicos guapos como tú.

—¿Guapos como yo? — inquiere asomándose entre los asientos y mirándome con mucho interés.

—Eres atractivo, y no deberías sentirte demasiado porque te lo diga. Más bien tómalo como una advertencia para el futuro.

—¿Te parezco atractivo?

—No me pareces de ninguna forma, pero sé aceptar cuando alguien es de una manera u otra.

—Y yo soy atractivo...

—Pues sí, ¿o no?

—Seguro.

—Bueno ya está — digo cuando pasan muchos segundos y sigue mirándome muy sonriente —, siéntate bien, me pones mal.

Tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora