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Rescatando al monstruo

Belcebú está recostado en la cama, únicamente con la ropa interior puesta y las heridas expuestas.

Ha recibido seis puñaladas.

No ha dejado de sangrar aunque sus hermanos consiguieron detener la hemorragia considerablemente.

Veo que los dos intercambian palabras muy bajo y me pone de nervios.

—¿Qué ocurre? — me acerco a ellos.

Ambos me miran en silencio y parecen no querer decir nada al respecto.

—Zebub está muy herido — es Belial quien habla primero.

—¿Qué tan herido?

Mucho — recalca.

—Sus heridas no están sanando, es como un demonio en un cuerpo mortal — dice Lucifer sin tacto.

—¿Y ustedes no pueden hacer nada? — cuestiono —. Son tan geniales y solo van a dejarlo morir.

—Precisamente intentamos descubrir la manera de mantenerlo vivo — discute Lucifer.

—Necesita su Torkaly — zanja Belial sin rodeos —. No hay otra manera. Eso o muere.

Siento que palidezco al escuchar la crudeza de la realidad.

Saco el teléfono del móvil y miro la hora con nervios.

8:58

Adam debe haber terminando su turno ya.

—¿Puedes mantenerlo con vida la próxima hora? — pregunto a Belial, y aunque intercambia mirada con Lucifer, asiente —. Hazlo, tú vienes conmigo — señalo al rubio.

—¿Ir a dónde?

—¿Estás en posición de hacer preguntas?

Me acerco a la cama y miro al demonio.

Su rostro luce demacrado, como si llevase un mes entero sin dormir o comer.

Su piel se ve pálida, seguramente por la pérdida de sangre.

Y también noto que ha adelgazado desde la primera vez que lo vi.

—Resiste, Monstruo — pido bajo acercándome a él —. Voy a salvarte.

Tras darle un beso en la frente me pongo en marcha.

Salgo de la habitación seguida de Lucifer y voy a cambiarme de ropa.

Me pongo unos jeans y una sudadera negra, botas del mismo color y reviso que en mis manos no haya rastros de sangre.

—¿Cuál es el plan? — cuestiona mientras vamos a la salida.

—Voy a verme con Adam — comienzo abriendo la puerta —. Va a mostrarme la cadena, tenemos una oportunidad y pocas opciones. Así que este es el momento en que pongas en práctica todos tus dones.

—Bien... — piensa mientras bajamos escaleras —. Lo asesinamos y recuperamos la Torkaly.

—No, idiota, sea lo que sea que decidas hacer, no pueden haber muertos, heridos o desaparecidos.

—Me la pones difícil.

—¿A ti? Vamos, quieres hacer una segunda rebelión y te resulta difícil quitarle algo a un humano... no lo sé, ya comienzo a dudar de tus habilidades.

—Ya va, está bien. Puedo con esto.

—Más te vale.

—Pero tengo una condición.

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