Tentación

21

Bien o mal

Estoy sentada en la cama mientras leo el millón de mensajes que me ha enviado Archer al notar que Daisy le escribió un mensaje.

Ahora tengo que leer todos y cada uno de ellos donde repite las mismas palabras sobre amarla, morir por ella, etc.

—Hey — Belcebú llama mi atención, está parado en el umbral de la puerta —. Voy a salir.

—¿Salir?

—Voy a trabajar — dice y sonríe.

—Tú no tienes trabajo.

—Bueno, suena mejor decir que voy a trabajar y no a asaltar personas — opina con gracia —. Vuelvo en unas horas.

Mentiría si digo que no me preocupa la situación, aunque me preocupan más las personas que se crucen en su camino.

—Belcebú... — nombro hincándome en la cama —. ¿Y si te quedas? Cuando volvimos noté que la policía ha vuelto, y por lo que vi las investigaciones continúan, seguro siguen allá afuera...

—No voy a asaltar a nadie cruzando la calle, no te asustes, estaré bien — asegura y me sonríe antes de encaminarse a la salida.

Bien, al menos lo intenté, si cae en las manos de la policía nadie puede culparme por ello.

Escucho que abre la puerta y se marcha, dejándome sola y en espera de que no se meta en problemas.

Eso es lo que más deseo.

Pero la reaparición de la policía por estos rumbos me pone tensa.

Ya pasaron dos semanas y todo ha vuelto a la "normalidad", no he sabido de ningún otro suceso cercano, y siendo objetiva no entiendo que otra cosa podrían encontrar por aquí acerca de esa noche.

Obviamente pueden encontrar a Belcebú, es más que obvio y está a la vista de todos, pero siendo realistas, nadie sabe que hay una persona envuelta en esto, y aunque quisieran sospechar de ello, la idea suena tan loca y retorcida que es imposible que la contemplen siquiera.

Quizá sólo han venido a hacer como que trabajan para que nadie pueda quejarse de la eficiencia policial del país.

"—La policía está aquí de nuevo — informo a Archer.

—¿Estamos en problemas? Oh, dios, ¿y si ya lo saben?

—Por supuesto que no, lo más seguro es que ni siquiera tengan idea de todo... pero si recibes una llamada de un número desconocido responde, podría ser yo en el ministerio público.

—¡Ari!"

Me echo a reír al imaginar la reacción de Arch, seguramente ya está todo tembloroso y estará con el teléfono en la mano toda la noche por si se vuelve realidad mi broma.

Pero sólo ha sido una broma.

O al menos eso deseo.

El timbre del apartamento suena, y aunque la idea de que la policía venga por mí me hace pensar en ocultarme bajo la cama, me deshago de mis pensamientos ridículos y voy a ver quien es.

Miro por el picaporte, fuera las luces están apagadas y la oscuridad del caer de la noche apenas y me dejan ver una sombra fuera.

Aquí tenemos al bromista número uno.

—No me digas que se te olvidaron las llaves — digo al imaginarme que Belcebú ha sido lo suficientemente estúpido como para eso y comienzo a abrir la puerta.