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Enemigo al acecho

Cuando vuelvo a la consciencia la cabeza me da vueltas.

Tardo largos segundos en darme cuenta que ya no estoy en el escondite donde me había metido, ahora alguien me lleva sobre su hombro y tengo que fingir que sigo dormida.

Esto es genial, fui atrapada y ni siquiera lo noté.

Siento que me cambian de sitio, y en un momento estoy recostada en el piso.

No me muevo, tomo mi tiempo para inspeccionar mi alrededor primero.

Si corro muy rápido seguro consigo escaparme.

Espero a que el tipo de blanco se aleje de donde me ha depositado, y una vez que veo hay bastante distancia entre ambos me pongo de pie.

Intento no hacer ruido, y por no perder de vista al enemigo mientras emprendo la huida, no me doy cuenta que no estamos solos.

Consigo dar tres pasos antes de chocar de frente con otro de los tipos de los que debo huir.

Me voy para atrás, consigo escapar de sus manos, y mientras hago un plan B para huir, el otro se da cuenta de mi escape.

No dudo de mí, confío plenamente en lo capaz que soy de escapar de esta.

Dejo de perder el tiempo y me echo a correr, esquivo al otro chico con éxito y huyo por el bosque, perdiéndome en la oscuridad y con mucho deseo de encontrar un lugar donde meterme el resto del juego.

Más pasos se escuchan atrás, seguro que aún estoy siendo perseguida. Y esas son pésimas noticias.

Cambio de dirección en un intento de perderme de la vista de quién me sigue. Espero que algo me ayude con eso.

Entro a una parte del bosque no muy favorecedora. El piso está repleto de ramas, raíces y lodo. La peor combinación para alguien que está escapando de algo en medio de la noche.

Fijo la vista en el piso intentando evitar un accidente, pero escuchar más pasos además de los míos me hace apresurarme.

Miro a mi espalda en busca del enemigo, y cuando los miro mis pies se mueven rápidamente sin cuidado con el camino.

Intento encontrar la dirección adecuada para poder salir del terreno peligroso, pero todo me parece igual y no tengo de otra más que seguir andando.

Me animo a correr, alzo bien los pies en cada paso en un intento de no caer en ninguna trampa. Todo mientras el par que me siguen se acercan a mí más de lo recomendable.

El pánico se apodera de mí, todos los consejos que me dieron antes de entrar aquí se esfuman de mi mente, dejando al mando únicamente a mi instinto que no hace más que gritar la palabra "corre" en mi cabeza.

Y así lo hago, corro.

Consigo avanzar lo suficiente para tener una buena ventaja. Pero como yo no soy una persona con suerte ilimitada, ésta se termina al fin.

Uno de mis pies se atora con la raíz de un árbol, y aunque intento recuperarme la velocidad que llevaba no me favorece y acabo en el piso.

Consigo zafar mi pie, me impulso para avanzar y lograr pararme, sin embargo trastabillo y mi cuerpo choca contra el piso otra vez.

Mi playera se humedece al instante, he caído sobre un charco y aunque quiero enojarme y lamentarme por ello, no tengo tiempo para hacerlo.

Logro levantarme y no espero más para retomar la carrera.

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