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Marcada

La casa permanece en total silencio durante los siguientes quince minutos a que Belcebú y sus amigos demonios se marchan, y mi estado perturbado no me ha permitido hacer más que permanecer en la cama.

Aún no me recupero.

Cada que cierro los ojos el lugar oscuro de la visión o sueño que tuve aparece en mi mente como si estuviera viéndolo.

Y en ocaciones también siento que estoy cayendo al vacío.

Me incorporo y termino sentada, respiro profundo e intento relajarme y volver a la realidad.

Solo fue una pesadilla.

Una broma de un demonio y ya.

Recuerdo el momento exacto en el que tuvimos contacto y vuelvo a sentir el fantasma de esa descarga en la mano.

Miro mi dedo índice y noto algo fuera de lo normal en el.

Hay una línea rojiza de la punta de mi dedo hacia abajo, encaminándose hacia la parte externa de mi mano, pasando sobre mi nudillo, por el dorso, y continuando por mi brazo.

Me deshago de la chaqueta enseguida y sigo el rastro de la línea sobre mi piel.

Por más que miro, la marca continúa subiendo y no se detiene hasta llegar a mi hombro, donde cobra una forma extraña y diferente.

De la línea principal salen otras dos cortas, ligeramente curvadas hacia arriba y casi paralelas.

La línea principal termina curvada, casi como una letra "S", y del par extras salen dos pequeñas rayas hacía abajo.

Paso la punta de los dedos sobre mi piel marcada esperando sentir un relieve, pero se siente liza como el resto de mi brazo.

La marca parece estar dibujada con algún plumón o tinta, por lo que salgo deprisa al baño para intentar quitarla, pues se me pasa por la cabeza la idea de que esto sea una broma de Belcebú.

Tomo la toalla del baño, mojo una de las puntas y la paso sobre una parte de la marca roja.

No pasa nada.

Aplico un poco de jabón sobre la tela y vuelvo a tallar con fuerza el mismo lugar.

Pero sólo consigo irritar mi piel, y la línea enrojecida sigue intacta.

Esto no es una broma.

Vuelvo a la habitación y me siento en la orilla de la cama otra vez.

Quiero guardar la calma y no sé qué hacer en estos momentos, y para que lo primero funcione quizá sólo deba esperar aquí sentada.

Me quedo quieta, pero mi mente no actúa igual, y mientras mi cuerpo está aparentemente relajado mi cabeza está hecha un torbellino.

¿Qué mierda ha pasado? ¿Este día podría ser aún peor?

Seguramente sí, así que prefiero no preguntarlo o aseverar lo contrario.

¿Pero qué es todo esto?

Intento mantenerme serena, por lo que ahora el torbellino deja de arrasar con todo y comienza a actuar en orden también.

Todo comenzó el fin de semana pasado cuando Aradia curiosa fue a meterse a un cementerio en la noche.

Encontré a un demonio recién vencido de una guerra contra Dios, y como soy tan noble y atenta no pude permitirme dejarlo ahí herido y a su suerte.

Aunque claro, en esos momentos pensaba que era un tipo cualquiera que quizá había sufrido un accidente, lo de ser demonio me enteré hasta que lo tuve dentro de mi casa.

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