25

963 145 66
                                    

Un pecado valioso

Un estruendo que hace temblar a las ventanas es lo que me despierta esta mañana.

Ya hay suficiente luz, pero es notorio que ha amanecido nublado y el cielo se cae.

Busco el móvil bajo mi almohada y brinco de la cama al ver que están dando las nueve de la mañana.

—Se cancelaron las clases, está habiendo un segundo diluvio universal allá afuera — Belcebú está recargado en el marco de la puerta mirándome.

—¿Debo creerte?

—Míralo por ti misma, lo avisaron a las seis y cuarto, Archer me dijo que te había enviado un mensaje también.

Y aunque le creo miro mi teléfono para enterarme personalmente.

En el chat de nuestro grupo la mayoría comenzó a reportarse desde las cinco treinta con las pésimas noticias de no poder salir de casa.

Algunos han enviado imágenes de árboles caídos, calles inundadas en su totalidad, y un sinfín de caos ocasionados por la lluvia.

—¿No se ha detenido ni un poco? — pregunto.

—Solo un par de veces, pero ha vuelto a llover peor que antes.

Voy hacia la ventana y retiro un poco la cortina para mirar fuera.

Todo Luce blanco, apenas y se ven las cosas más cercanas a donde estoy, y un destello morado en donde se supone que esta el cielo predomina sobre el color de la lluvia por un corto momento.

El trueno de escucha un segundos después y siento que el piso bajo mis pies vibra.

—¿Es posible eso del segundo diluvio universal? — pregunto.

—No, pero al parecer le toca a la tierra ser regada.

A pesar del frío que siento por el drástico cambio de temperatura de mi cama al causado por la lluvia, salgo de mi pieza y voy al baño.

Me mojo el rostro con el agua helada y siento como si cientos de agujas de clavaran en mi piel.

Me apresuro a secarme antes de mirar mi cara en el espejo.

Y me sorprendo cuando lo hago.

Es como si el espejo fuera solo un cristal y viera a otra chica al otro lado.

No parezco ser yo.

No soy como anoche cuando me miré al espejo.

Parece que la última vez que lo hice tenía quince años y ahora vuelvo a hacerlo seis años después.

Y no había notado la cara de niña que me cargaba hasta ahora que luzco mayor.

Y tengo que tocarme el rostro y acercarme más al reflejo para seguramente de que es real lo que miro.

—A veces las emociones dominan más que el estado de ánimo — Belcebú está aquí de nuevo.

—¿Qué es...?

—No sé bien cómo explicarlo, sólo puedo decir que... al fin sanaste.

Y por ridículo y descabellado que suene, siento en mi interior que eso es verdad.

Lo que era mi peor pesadilla apenas ayer, ahora solo es un viejo suceso que recuerdo sin que me provoque emoción alguna.

—No puedo créelo... — susurro sorprendida.

—Ya que eres una nueva persona y renacida, quiero recomendarte cambiar tu estilo de vida y disfrutar de ella sin las cosas que antes de ayer te lo impedían.

Tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora