Profetiza
Pasan millones de cosas en mi mente, como una película de horas en cámara rápida.
Todo es tan veloz que no comprendo nada, no consigo entender una sola cosa de las miles que veo y en un instante estoy en un lugar totalmente oscuro.
Fuera de mí.
Como si en realidad no fuera yo quien está ahí. Y me siento flotar.
No hay nada, no puedo mirar nada, pero sé que estoy en algún lugar aunque su oscuridad lo abarca todo.
Un rayo de luz aparece arriba de mí, extendiéndose en mi dirección, y consigo estirar una mano hacia el.
En cuanto la luz y yo tenemos contacto, de manera precipitada aparezco en un lugar diferente y caigo al suelo de rodillas.
Alzo la cara y estoy ahí.
En el lugar que ahora comprendo es al que más he temido toda mi vida sin notarlo.
Me pongo de pie, y a pesar de que deseo correr y huir de aquí no puedo hacerlo, mis pies se mueven a la misma dirección de lo que quiero escapar.
Todo alrededor está vacío, el lugar que siempre tiene personas andando ahora no tiene una sola.
El cielo está nublado, el aire frío es fuerte y alborota todo a su paso.
Las plantas que rodean la entrada a la cueva se mueven un poco más lento que el resto de vegetación, y algo en el entorno me alienta a entrar.
No hay ningún cordón que prohíba el paso y estoy entrando al lugar en segundos.
Me detengo a poco de la entrada y miro hacia adentro.
La oscuridad es absorbente, tanto que siento un poder atraerme hacia ella, y aunque no me siento capaz de entrar no puedo moverme a otro lugar.
Escucho truenos, al parecer está a poco de caer una tormenta.
Con el corazón amenazando detenerse, doy el primer paso hacia la oscuridad, y no puedo detenerme aún cuando lo intento.
En segundos estoy dentro, no hay un mínimo rastro de luz y el ambiente es totalmente diferente al de afuera.
No hay ninguna clase de corriente, percibo un ligero aroma a carbón y la temperatura, aunque es seca, es ligeramente bochornosa y sofocante.
Mis ojos no consiguen ver nada, pero me obligo a avanzar con cautela.
Doy pasos cortos y tanteo el terreno antes de apoyar mi peso en el pie que toma la delantera.
Avanzo quizá un metro, tal vez más, al siguiente paso siento que el piso desaparece, y a pesar de no tener un peligro inminente de caer, hay algo que me hace irme al piso. Como si tuviera miedo de perder el equilibrio accidentalmente e irme por el precipicio.
Mi mano se topa con lo que al tacto parece ser una roca, y tras pensarlo un momento tomo la piedra y me acerco con cuidado a la orilla.
No puedo ver nada de lo que hay dentro, pero cuando extiendo la mano hacia enfrente la energía del vacío que hay abajo me da escalofríos y me deja helada.
Suelto la roca y espero totalmente quieta el sonido que hará al tocar suelo.
Cuento los segundos.
Tres.
Cinco.
Diez.
Quince.
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Tentación
ParanormalUn lluvioso viernes por la noche, Aradia y su amigo Archer se encuentran viendo una serie como cada fin de semana. Sin imaginar que esa noche será diferente a las demás, y el capítulo que miran se verá interrumpido por un apagón provocado por la to...