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La casa del terror

—Si no sientes miedo entonces intenta divertirte — pido —. Matar gente no está permitido.

—¿Ellos lo saben? — inquiere.

—No están haciéndole nada a nadie.

—Pues yo estoy seguro que van a matar a Archer de un susto — aboga.

—Bueno, el miedo desmesurado de Arch no es culpa de lo monstruos. Solo hacen su trabajo.

Seguimos avanzando por el lugar y pronto llegamos a un punto donde se abren cuatro caminos diferentes.

Escucho más de cinco gritos distintos, y en el lugar aparecen varios chicos despavoridos que corren en nuestra dirección.

Consigo contarlos, son siete, y curiosamente reconozco a tres compañeros de salón.

Terminan rehundiéndose con nosotros y es obvio que están huyendo de algo.

Todo se hace un desastre, otros tres chicos llegan detrás de nosotros, los intercambios de palabras, risas y miedo se hacen presentes.

—No hablas en serio — escucho a Archer.

—¿Qué cosa? — pregunto acercándome a donde está.

—Este lugar es un caos — dice un chico que aunque conozco no consigo recordar su nombre —. Sea cual sea el camino que elijan, es seguro que se separen y terminen sobreviviendo solos allá adentro.

Eso no suena tan mal hasta que recuerdas que Archer es tu amigo.

—Quiero irme — decide éste muy dispuesto a volver por donde llegamos.

—No te dejarán salir por la entrada — niega otra chica —. El punto es buscar la salida.

—Ay dios, ¿por qué me trajeron aquí? — se queja el chico con claras intenciones de entrar en un ataque de pánico.

—Vamos, Archer, sólo ten en mente que esos monstruos que te asustan son seres humanos como tú — animo.

—Bueno, al menos ya hemos hecho un grupo grande — piensa una chica —. No hay que separarnos, y si lo hacemos vayan con el primero que se cruce en su camino sea quien sea.

—Esto es increíble, el profesor Benzon se sorprendería si viera que somos capaces de organizarnos de tal manera — comento.

—Estaba por aquí hace cinco minutos — dice alguien más y no me puedo imaginar al hombre en un lugar así.

—Bien, ya va, hora de seguir — pide alguien más.

—¿Por dónde? — pregunta Daisy en cuanto a los diferentes caminos.

Todos miramos uno a uno, lucen muy parecidos pero el destino al que llevan es completamente incierto.

—Por allá — alguien toma la delantera y el grupo avanza muy junto.

Quizá sea cosa del ambiente y la tensión bajo la que se mantiene mi cuerpo por eso, pero siento que tengo una mirada encima y consigue incomodarme.

Avanzamos en silencio y muy sigilosos, atentos a cualquier cosa que quiera tomarnos por sorpresa.

En ocaciones algunos ruidos más fuertes de los que están de fondo consiguen sobresaltar a algunos, pero todo sigue en orden.

Las luces por donde vamos parpadean, y de la nada sale un tipo brincando a nuestro lado y sacando algunos gritos.

Eso hace que apresuremos el paso y sigamos andando por el camino que en realidad luce demasiado tranquilo para como pintaban las cosas.

El pasillo por el andamos se abre en un amplio círculo, de donde otros tres caminos se abren y tenemos que hacer una difícil elección.

Tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora