LUZIFER ©

EPILOGO

KÖNIGIN.

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Barbara.

Meses después.

—No tienes que hacerlo. —Habla.

Le sonrió a través del espejo. Me pongo el anillo.

—Papá hizo un juramento mamá. No pretendas cerrar los ojos e ignorar la realidad. —Aparta la mirada con los ojos húmedos. Dejo lo que estoy haciendo, acercándome y tomo sus manos. —Sino lo hago, nos mataran mamá.

—Prefiero eso a perderte.

Sacudo la cabeza.

—Yo no quiero eso mamá. No quiero perderlos. Si no lo hago los mataran y yo me quedaré sola. —Suspiro. —Prefiero hacer esto a quedarme sola en el mundo.

—No estás sola, el...

—No. —La interrumpo molesta. Me acerco a la cama, tomando mi cartera.

La escucho suspirar.

—Sabes que él no se detendrá.

Cierro los ojos. Sé que tiene razón, pero no estoy dispuesta a perder.

—Lo hará mamá. Ha pasado mucho tiempo y él no ha vuelto. —Le recuerdo.

—Pero lo encontrarás Barbara. Tendrás que hablar con él, sin importar el pasado.

—Lo sé mamá, pero las cosas no volverán como antes.

—Pero puede ayudarte, necesitas que alguien esté acompañándote. —La miro. —Tu abuelo no te puede dar esa ayuda y...

Sacudo la cabeza.

—Él conoce las reglas y lo que conlleva el juramento en la mafia. —Hablo. —Ya no se trata de querer algo mamá. Yo tengo que asumir esto y tengo que hacerlo sola. No puedo depender de alguien más, debo aprender a caminar sola, así sabré cómo defenderme.

—Eso está mal Barbara. ¡Todo! —Tira la peineta llevando su mano a su boca. —Te ruego que no lo hagas cariño. Tendremos una solución para esto, pero no puedes sacrificarte. Por favor Bar... —Se le quiebra la voz y me acerco a abrazarla.

Solloza contra mi hombro, logrando que un nudo se me forme en la garganta.

—Estaré bien mamá. No te preocupes por mí. —Me aprieta contra ella.

—Sabes que no. —Se aparta con las mejillas húmedas.

—Mamá. —Sacude la cabeza.

—¿Cómo no preocuparme? Te eduque en un ambiente diferente, lejos de las armas, de las drogas y de las máscaras falsas. —Trago saliva. Beso su frente.

—Estaré bien, confía en mí. —Aprieta los labios.

—Bar...

Sacudo la cabeza.

—Sabes que lo he sido es una mentira. Todo lo que he hecho solo es parte de mi personaje. —Le recuerdo. Aprieta los labios. —Ame esta vida mamá, ame ser alguien normal, pero sabes que no puedo seguir así.

—Pero...

—Nada mamá. No podemos hacer nada, ya tomé el juramento, no puedo dar un paso atrás. Debo ir. Por favor entiéndeme. No puedes rogarme que los envié a la muerte. No me puedes hacer esto mamá.