LUZIFER ©

CAPITULO 47

FUTURO

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Barbara Rodríguez.

Mi carcajada llena toda la habitación cuando me acorrala contra la cama, mientras su boca recorre mi garganta con besos que solo me hacen retorcerme en risas. Chillo cuando muerde mi clavícula e intento apartarlo, pero no me permite. Mis muñecas están apretadas contra la almohada, mientras él está encima de mí, abriéndome para él.

—¡Becher! —Chillo cuando pasa su lengua en mi mejilla. Giro mi cabeza hacia otro lado, mientras lo siento reír. —¡Quítate! —Ordeno, removiéndome debajo de él.

La respiración se me atora cuando chupa un punto en mi cuello que va directamente a mi sexo. Me abro más de piernas y los pezones se me endurecen cuando me embiste a lo seco. Mis dedos se aferran a su cabello.

—¿Qué dijiste? No te escuche. —Suelta en un tono divertido.

—Becher. —Gimoteo cuando lo hace otra vez.

La espalda se me arquea cuando su boca desciende y atrapa uno de mis pezones, succionándolo. La respiración se me acelera y me encuentro con embestidas secas, enviándome ese estremecimiento tan delicioso que me hace sollozar su nombre.

—¡No!

Intento alejarlo cuando su boca vuelve a mi garganta y me chupa con fuerza. Me remuevo debajo de él, pero lo único que escucho es su risa.

—¡Para! ¡No podré esconderlo! —Chillo aún más, pero no me escucha.

El pulso se me altera cuando deposita besos húmedos por mi garganta.

—¿Aún quiere que pare? —Se burla.

Me encuentro con sus ojos y baja su atención a mi labio inferior. La respiración se me acelera aún más cuando se inclina y chupa mi labio inferior. Los ojos se me cierran y lo beso, queriendo más. Lo escucho gemir mi nombre, mientras le devuelvo el beso como a él le gusta.

Intento liberar mis muñecas, pero las aprieta aún más contra la almohada. Su boca desciende por mi cuello y disfruto su boca. Gimoteo.

—¡Luzifer! —Succiona nuevamente y esta vez con más fuerza. Grito con fuerza.

Solo se ríe. Malditamente se ríe y malditamente me encanta ese sonido.

Se aparta de mí con una sonrisa de oreja a oreja. Los ojos le brillan y yo le frunzo la boca, eso no mengua su sonrisa. Solo se inclina rozando su nariz con la mía.

—¿Terminaste? —Cuestiono arqueando la ceja.

—¿Sabes cuándo me pone verte en esa actitud? —Cuestiona. Lo miro.

Claro que lo sé.

—No lo sé. —Respondo rodando los ojos. —Si ya terminaste tu trabajo, deja que vea tu arte. —Suelto con sarcasmo.

No se aleja e intenta besarme, pero muevo mi rostro, rechazándolo. Lo siento sonreír. Toma mi mentón y no consigo apartarme cuando su lengua se encuentra con la mía. Cuando se aleja tengo la respiración alterada.

—Idiota.

Lo escucho reír mientras me voy al baño. Me acerco al espejo y...<<No, no, no>>. Tenso mi mandíbula ante la vista que me devuelve el espejo.

—¡Idiota! —Grita. Su carcajada es la única respuesta. —¿¡Que se supone que les diré a mis padres!? —Salgo del baño. Está en la cama retorciendo de diversión. — ¿¡Acaso te volviste loco!?