CAPITULO 34

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MOLESTIA

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Me quejo al escuchar nuevamente ese sonido irritante. Me giro hacia el otro lado, chocando contra un pecho duro que está encarcelando mi cintura como dos cadenas de hierro. Suspiro suavemente, rozando mi mejilla contra su piel.

Otra vez el sonido. Su brazo en mi cintura se tensa un poco.

Abro los ojos apenas para volver a cerrarlos, al sentir la pesadez del sueño, pero los vuelvo abrir nuevamente por el sonido y esta vez logró despertarme del todo. Me giro hacia el otro lado, notando mi celular iluminarse. Entrecierro los ojos.

Cierro los ojos, pero el sonido sigue. Miro sobre mi hombro, aunque no noto nada. No quiero que se despierte. Me estiró un poco y aun un poco adormilada logró agarrarlo, sin despertar a Becher y contesto.

—¿Sí? —La voz me sale adormilada.

Los párpados se me cierran a los segundos.

—Hola Barbie, hablas con Marco. —Al escuchar esa voz que reconocería, aunque estuviera tan borracha, me despierto del todo.

—¿Qué tan mal está? —Pregunto ya despierta, con la preocupación en la garganta.

—No sabe si es mujer. —Responde. Suspiro. <<Eso es bueno.>> Hay peores situaciones.

—Iré por ella. Mantenla lejos del alcohol. —Pido y me alejo de Becher.

—Eso será difícil Barbie. Sabes cómo es cuando está en ese estado. —Me levanto de la cama y camino hacia al armario.

—Entonces cuídala por mí, llegaré en una hora.

—Barbie...

—¡Por favor Marco! —Suplico. —Solo hazlos ¿sí? Métela en un baño, enciérrala en tu oficina, no lo sé, pero hazlo. —Presiono el interruptor y el armario se ilumina.

Me acerco donde está mi ropa. Agarro lo primero que encuentro. Me pongo un pantalón deportivo y me cambio la camisa.

—Tratare, pero no prometo nada.

Suspiro al escucharlo. No me da alivio, pero al menos lo intentara. Además, la conozco para saber que, en este estado puede ser muy grosera.

—Está bien. —Cuelgo y me pongo un buzo grande.

—¿Qué estás haciendo? —Chillo al escucharlo y pongo mi mano en el pecho.

—Me asustaste.

Arquea una ceja.

Está apoyado contra el marco de la puerta con una expresión seria. El cabello lo tiene alborotado y la piel me cosquillea. <<Es demasiado guapo.>>

Humedezco la boca.

—Iré por Mara. —Le respondo.

Agarro mi celular y lo deslizó en el bolsillo del buzo. Tengo la intención de pasar por su lado, pero me detiene por el brazo.

—¿A esta hora? —Cuestiona con un tono extraño.

Lo miro asintiendo.

—Esta borracha Becher, muy, pero muy borracha y necesito ir por ella. No quiero que le pase nada. —Le explico al ver que no me dejara salir de esta casa por mi cuenta. Deja mi brazo.

—Iré contigo.

No digo nada, solo asiento. Se meta al armario para vestirse, mientras que voy al sofá para ponerme los zapatos. Agarro mi cabello en una coleta alta. Doy pequeñas palmadas a mis mejillas y miro la cama como un mohín. <<Dios, como desearía estar en esa cama.>>

LUZIFER ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora