LUZIFER ©

CAPITULO 10

MOLESTIA.

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Lunes.

Como ya es rutina, nos despertamos a las 4 y nos preparamos para el día. Eric tiene los nudillos rojos, pero no se ha quejado de que tenga algún dolor, solo me sonríe y me besa la coronilla. A mí me duele un poco la zona donde me pegue, pero he tomado varias pastillas para el dolor.

Recorremos las calles, con la música puesta, nadie dice nada. Solo disfrutando la poca paz de la mañana, antes de que la ciudad empiece a revivir como todos los días.

—¿Estás bien?

Asiento, soplando el chocolate que me ha comprado.

—Lo estoy ¿y tú?

—Estoy bien.

—Tu padre me llamó. —Lo miro confusa. —Quería saber si íbamos a la universidad.

—¿Es lo único que dijo?

Traga saliva.

—El papá de Nicholas puso una demanda contra tu madre. —La cabeza me cae atrás. —Y a mi también. —Añade.

Aprieto mis labios, molesta por la situación.

—Te arruinará Eric. —Hablo. —Estamos a punto de graduarnos y una demanda solo significa que no encontramos trabajo.

Aprieta mi mano con una sonrisa.

—Tendremos trabajo Barbara. No debes preocuparte por el futuro, sólo disfruta este momento.

—Suenas tan cursi. —Se ríe a mi lado. —Pero me preocupa. No dejaré que mi ex suegros arruinen tu vida o la de papá. Han luchado mucho para estar dónde están.

Agarro mi celular y marcó a la única que pueda ayudarnos.

—Baba. —Saluda.

—Necesito que me ayudes.

Me escucha atento y no le dificulta hacerlo. Eric me observa de reojo.

—¿Sabes lo que has hecho?

—Pedir ayuda. —Me encojo de hombros ignorando mi realidad.

—Barbara...

La llamada que entra a mi celular lo interrumpe. Contestó.

—¿¡Cómo amaneció la mejor amiga del mundo!? —Escucharla cambia el rumbo de mis pensamientos.

—¿Y a qué se debe tanto cariño? —Pregunto.

—Solo estoy feliz ¡muy feliz! —Grita. Rio ante su entusiasmo.

—¿Me lo contaras? —No hay muchas cosas que la ponen tan feliz.

—Si, pero te lo diré en persona, vas a desmayarte Barbie.

Mi curiosidad se alza.

—¿No puedes darme una pista? —Pido.

Chasquea la lengua.

—No, te lo diré aquí.

Hago un mohín.

—¿Por qué me llamaste? —Pregunto con un tono encaprichado.

—Porque me gusta molestarte. Así que mejor amiga, nos vemos en la U. Chao. —Cuelga.

Sacudo la cabeza, guardando el celular en el bolso.