CAPITULO 5

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TRABAJO.

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—¡Mierda!

—Mara, espera... Nos están mirando mucho.

—¡Un huevo, marica!

—¡Cuidado! —Grito cuando empuja a una chica de su camino. Se choca conmigo y pido disculpas a medias, mientras persigo a mi amiga.

—¡Mara!

—Me importa un comino que nos estén mirando. ¡Quítate, imbécil! —Empuja a un chico que estaba hablando con su grupo de amigos, logrando que se choque con una chica bajita. Hago una mueca, al verlos en el suelo.

—¡Mara! —Grito cuando ni siquiera lo mira, ni le pide una disculpa.

—¿¡Qué rayos te pasa!? ¡Estas, loca! —Grita el chico, mirando con molestia a mi amiga.

Sigo a la castaña, corriendo detrás de ella, sin molestarme en disculparme con el pobre muchacho que nos grita a todo pulmón. Arreglo la correa que se desliza en mi brazo.

—¡Mara! —Grito detrás de ella agarrando más veloz. —¡Espera!

Lo único que logro ver de ella es su cabello revoloteando en el aire, antes de entrar al baño con tanta fuerza, causando que la puerta se choque contra la pared. Varios estudiantes se giran hacia nuestra dirección.

Entro al baño al tiempo que escucho a Mara pelearse con su pantalón.

—¿¡Por qué no bajas, maldita cremallera!? ¡Bájate! —Grita.

—¿Hola? —Camino en el pasillo, pateando los cubículos, verificando que nadie esté. —¿Hay alguien?

—¡No hay nadie...! ¡Mierda!

Sigo verificando.

—¡Barbie! —Chilla. —¡No me quiere bajar la maldita cremallera!...... ¡Mierda!

Me atraganto con mi propia saliva al escuchar el peo más asqueroso y fuerte que he escuchado en mi vida.

<<Se cago el puto pantalón.>>

—¡Mara! —Chillo con fuerza, asqueada, tapando mi nariz y caminando hacia la puerta.

—Lo siento... pero... —Y otro peo.

—Dios bendito. —Susurro caminando hacia la puerta, abriéndola con fuerza y saliendo.

Tomo una gran bocanada de aire, muevo mis manos en el aire, trayendo más aire que no esté lleno de peo.

Los estudiantes me miran de reojo con expresiones de confusión y otras divertidas, pero yo sigo buscando el aire que mi queridísima amiga y su peo me han quitado. Iuh. ¿Qué se comió?

—¡Barbie! —Salto al escucharla. —¡Ven aquí!

Niego la cabeza como si ella pudiera verme, pero ni muerta volveré a entrar al matadero de zombies, porque puedo jurar que Mara se comió a todos los zombies de Resident Evil y, ahora su increíble organismo los está sacando de su cuerpo.

Un escalofrío pasa por mi espalda baja, poniendo mis vellos de puntas. Qué asco.

—¡Barbie!

Me giro hacia la puerta con una mueca en los labios. Cierro los ojos con fuerza. <<Respira, exhala, respira, exhala.>> Vamos, no va a ser la primera vez que hueles mierda de Mara. No es la primera vez. Muevo mi cabeza. No puedo hacerlo.

LUZIFER ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora