CAPITULO 36

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TIC TOC

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Barbara Rodríguez.


Tres horas después, llegamos a la casa de mis padres. El auto se detiene en la entrada de la propiedad y los guardias se acercan, acercándose con precaución mientras pide que bajemos las ventanillas. Uno de ellos me reconoce de inmediato y sin decir más, abren la raja.

El auto se apaga delante de la casa. La boca la tengo demasiada seca y mi respiración... <<Dios que estoy haciendo>>. Aprieto mis dedos contra los suyos, nerviosa por lo que puedan decirnos o decirle a él.

Mordisqueo el interior de mi labio inferior, escuchando los latidos de mi corazón que a este paso me voy a desmayar. No sé a qué le temo más a lo que digan mis padres o lo que pueda decir Luzifer.

Creo que temo a las dos opciones uno porque mis padres pueden ser duros y segundo porque él puede ser brutalmente honesto, sin procurar en ser delicado con las palabras.

Es importante que mis padres me apoyen en esto.

Lo quiero, porque eso me hará feliz, no quiero discutir con alguien más, no quiero escuchar gritos, ni mucho menos quiero sentir que los estoy decepcionando. No sé qué hare sino lo hacen, solo sé que por el momento tengo que salir del auto, armarme de valor y enfrentarme a ellos.

Dios ¿En qué me metí?

—¿Estás seguro de que quieres hacer esto? —Susurro sin mirarlo. La pregunta va más para mí que para él.

¿Estoy haciendo lo correcto? ¿Esto funcionara?

Toma mi mentón, encontrándome con su mirada.

—Todo estará bien.

Se ve demasiado confiado y eso no me tranquiliza. La confianza no es buena en esta situación.

—Becher... —Murmuro.

Sonríe al escuchar el miedo que se ha apoderado en mi tono. No es el miedo malo, pero es algo que me está quitando las ganas de salir de este auto.

—¿Quieres hacerlo? —Suelto, buscando algo en su mirada que también tiene miedo, pero...

Deja salir un resoplido divertido antes de inclinarse, capturando mi boca, dándome un beso tan cargado de hambre y encuentro mi seguridad en él. Se aleja y roza su nariz con la mia.

—Estarás bien, te cuidare. —Promete.

Dejo salir un suspiro, dejando que su mirada me atrape, me envuelva.

—¿Por qué estamos haciendo esto? —Cuestiono. —Parece que vas a pedir mi mano. —Rio nerviosa.

—Si fuera si, tu respuesta me bastaría. —Sonríe. Acaricia mi mejilla. —Lo hago por ti y tengo ventaja en esto.

—¿Qué ventaja?

—Ya no necesitare follarte a escondidas. —Las mejillas se me encienden al escucharlo.

—Cállate. —Aparto la mirada, pero se ríe. — Quiero que vivas conmigo.

Vuelvo mis ojos en él y... me muerdo el interior de mi mejilla al escucharlo. Desvió la mirada nerviosa ante ese tema. No quiero tocarlo, no es algo que me agrade.

Si me agrada que Becher quiera dar ese paso, pero me trae recuerdos. Recuerdos que no quiero traer de vuelta.

—Esa decisión la tomó yo. —Hablo. —Creo que es hora de salir.

LUZIFER ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora