CAPITULO 14

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NERVEN.

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—Estamos muy sonrientes en estos días. —Habla Mara.

Frunzo mi nariz.

—Siempre lo estoy. —Afirmó.

Niega.

—No. Tienes un brillito en tus ojos que no puedes esconder Barbie, hasta Eric me pregunto qué te pasaba. —Se inclina hacia mí. —¿Tiene que ver con el tipo aburrido?

Le doy una mordida grande a la pizza que hicimos hace unas horas. Los jadeos de Kira me hacen cosquillas en mi regazo. No me sorprendería ver su baba en mi piyama. Acaricio su cabeza y le doy un trozo.

Bruce se levanta y empuja su nariz húmeda contra mi mejilla. Levantó el brazo antes de que coma mi rebanada. Chillo cuando empieza a lamer mi oreja. Le doy el trazo.

—Solo estoy feliz Mara, no es por nadie, es por mí. —Me sincero con ella.

La extrañeza pasa por sus ojos.

—¿Solo por ti? —Pregunta.

—Si. Me estoy conociendo. —Arruga las cejas sin entenderme.

No estoy feliz por él o por lo que ha pasado durante estas dos semanas, solo estoy feliz. No creo que deba existir una motivación para que no pueda sonreír. Solo tengo esos días donde me siento orgullosa de mí misma. Hay días que sonríes porque recuerdas algo que hacías antes, pero que ahora ya no lo haces.

Han pasado dos semanas desde que empezamos el juego y me he dado cuenta de pequeñas cosas que me había olvidado.

Había olvidado lo placentero que era cocinar con alguien, mientras le hablas de cualquier tontería. No me reprocha, ni se molesta conmigo con lo que digo, tampoco recibo comentarios sobre cómo me visto, solo me come con la mirada. Estoy disfrutando pequeñas cosas que alguien me prohibió disfrutar, con él estoy recordando a la Barbara de verdad.

Mara le da un mordisco a su pizza, sin quitarme la mirada. Le da un sorbo a su bebida, entrecerrando los ojos.

—No me mires así. —Pido con una sonrisa pequeña.

—Ahí está la mirada. Ese brillo que no puedo pasar por alto. Me contaras. —Aprieta su mejilla contra su brazo, observándome.

—¿Qué quieres que te cuente? —Me acomodo.

—Algo feliz.

Sonrió al escucharla.

—Cuando era niña, me gustaba la playa. —Comienzo. —Mamá le gustaba vestirme con flotadores de tiburones. —Arruga los labios y me río. —Creía que si tenía flotadores de tiburones, los tiburones pensarían que era su familia.

Sonríe.

—¿Y?

—Entonces le dije que me comprara una gorra de una aleta, y me lo compro. Así que puedes imaginar una niña de 8 años en el mar con sus flotadoras de tiburones y una gorra de aleta. —Sacudo la cabeza. —Y decide hacer una broma. Recuerdo que había un grupo de universitarios en la playa, estaban bebiendo, así que dejé mis flotadores y fui donde ellos. Era buena nadando, así que aproveché que estaba en el agua y mordí una pierna.

Se ríe.

—No era mi intención, pero ahí estaba asustando a unos universitarios borrachos y mordiendo una pierna. —Sacudo la cabeza, mientras Mara no deja de reír.

LUZIFER ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora