LUZIFER ©

CAPITULO 15

CISMA.

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Lunes.

Lo único bueno del lunes es Luzifer Becher, porque los demás no. Si por mi fuerza recibiría la clase por el computador, pero no me negaré a esto. Desde hace unas semanas no me molesta ducharme temprano un lunes, ni mucho menos me enoja que tenga que viajar en la lluvia.

Desde hace unas semanas me visto con faldas y vestidos. Ropa que sea más accesible cuando me folla en su escritorio. No me molesta que me retenga en su oficina, tampoco me da pena mentirles a mis amigos. La culpa no viene si se trata de él.

Hoy me tocó hacer el desayuno más temprano, ya Eric trasnocho todo el fin de semana haciendo su bendita maqueta. A este punto de mi vida, las maquetas son las que más odio en todo el maldito mundo.

No sé porque me emociona tanto la idea de entrar en su clase. Está lloviendo y me puse un vestido. Debería abrigarme más, pero aquí estoy con un vestido corto y unas botas que llegan hasta mis muslos. No sé qué estoy haciendo.

Se supone que debo protegerme, hacerme la difícil, pero no soy así. Me gusta mucho para decirle que no. Además, no me gustan las cosas difíciles, me aburren, prefiero que me hablen con claridad, sin crear un escenario patético.

—Cuando lleguemos, debes ir a comprarte un vive100. —Le digo, mirándolo de reojo.

No sé si me escucha. Cuando el semáforo se vuelve rojo, aprovecho ese momento para ver si mi amigo sigue respirando. Alargo mi dedo a su mejilla y lo acarició con suavidad.

—¿Por qué tuviste que estudiar esta carrera de mierda Eric? —Susurro mirándolo.

Se acomoda, emitiendo un suspiro.

Vuelvo a ver el camino y sigo manejando. Luego de media hora llegamos a la Universidad, aparco, me saco el cinturón de seguridad y me vuelvo hacia él. Muevo su hombro, pero solo frunce su nariz.

—Ya llegamos. —Susurro.

No se despierta. Doy golpecitos en su mejilla y abre los ojos. Pestañea, mirando a su alrededor.

—Estamos en la Universidad. —Dice.

Ruedo los ojos.

—Si, pero está lloviendo, así que te recomiendo dejar tu maqueta aquí. —Agarro mi bolso.

—Lo dejaré aquí. —Susurra bostezando. —Me quedo, tengo clases a las 10, así que aprovecharé para dormir. —Habla acomodándose nuevamente.

—¿Seguro?

Asiente.

—Estaré bien. —Susurra cuando nota mi preocupación.

Me acerco y beso su frente.

—Te traeré un café cuando salga de clase. —Prometo.

—Y no olvides traerme un vive100.

Asiento. Abro la puerta.

—Suerte. —Me despide.

Abro el paraguas y me alejo del auto a mi primera clase.

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—¿A dónde vas?

—A la cafetería. —Respondo.