DROHUNG
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La tranquilidad que había tenido en la casa de mis padres, se va de forma abrupta cuando entramos en las calles de Medellín. El los gritos, los carros pitando y la música sólo me sacan una mueca de disgusto.
Me enderezo cuando veo un puesto de frutas, pero no le pido a Eric que se detenga. No con la tensión que hay entre nosotros. Cuando está molesto no le gusta escucharme.
Me ha dicho que cuando me escucha—y si está molesto conmigo—lo único que logro es que su enojo se alargue más y no quiero que esté enojado conmigo por varios días. Me hace sentir como una mierda.
Ninguno de los dos habla, solo la radio llena el silencio.
Quiero conversar con él, ahora que está manejando, pero no lo hago. Estoy demasiada cansada y lo único que quiero es llegar a casa. Son las 11 de la noche, pero aún hay tráfico.
Apoyo mi cabeza en la ventanilla y Eric se detiene delante de un restaurante. Luego de una hora y con 30 minutos, por fin llegamos a casa. Restriego mis ojos y arrugo las cejas al ver la reja abierta.
Eric no se ha dado cuenta, así que mete el carro a nuestro terreno. Agarro mi bolso y quito el cinturón de seguridad, bajándome del auto. Bostezo al tiempo que me acerco a la casa.
—¿Dónde estaría?
—Debe estar en el baño. —Respondo su pregunta.
Levanto la mirada y el aire me falta. Los músculos se me tensan y no puedo dar un paso más. Escucho un jadeo, es mío y el corazón me late con más fuerza.
—Dios mío.... —Doy un paso hacia atrás sintiendo que en cualquier momento mis piernas cederán.
Escucho los pasos de Eric acercándose.
—¿Qué rayos? —Si ¿Qué rayos?
No quito la mirada del cuerpo de Marcos. El que se encargaba de vigilar nuestra casa. Está colgado en la entrada, mientras su sangre salpica el piso. Toda su ropa está llena de sangre y su rostro hinchado. El estómago lo tiene abierto y en su frente tiene escrito algo que no logro identificar.
No sé en qué idioma está, pero es claro el mensaje de amenaza.
Busco su palma y lo entrelazo con mis dedos. Siente mi temblor. Bajo la mirada hacia las flores negras bien arregladas que están en la puerta.
—No es nada romántico. —Comento mirando el peluche grande.
—Quédate aquí. —Ordena, pero niego inmediatamente.
—Iré contigo.
—Barbara. —Advierte.
— Si es una bomba, entonces moriremos juntos. —Se tensa al escucharme, pero no le doy tiempo para replicar ya que soy la primera que se aleja.
—Barbie...
Cada paso que doy, mi corazón bombardea con fuerza. La boca se me seca y tengo las piernas temblorosas. La respiración empieza a faltarme y estoy temblando. Eric llega a mi lado y me aprieta la mano.
Nos miramos y sé que el terror que compartimos no es igual. Él tiene miedo de perderme y yo tengo miedo de lo que podemos encontrar. Asentimos y nos acercamos a la caja negra que está en el suelo.
Mis ojos se desplazan al peluche de perro de color negro y las flores que son del mismo color. Me estremezco al verlos. Repito, no es nada romántico.
Eric se suelta y se arrodilla. Lo hago también. Dejo mi bolso en el suelo y miro a mi mejor amigo, con nerviosismo. Asiento.
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LUZIFER ©
RomanceTRILOGIA INFERNO: LIBRO 1 Un juego diferente está por comenzar. Las fichas ya están puestas y los espectadores esperan los jugadores. Ella una belleza andante, que vive a su ritmo, a su tiempo y a las mentiras. Él un caballero que está dispuesto a...