TREFFEN
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Una semana después.
Levanto la mirada del libro, observando a mi alrededor. Algunos de mis compañeros están sentados en el suelo, mientras los otros fueron a buscar bebidas calientes para el frío. Hemos estado desde aquí desde las 7 y nuestro vuelo lleva un retraso de cuatro horas.
A esta hora debería estar en Medellín y no en Bogotá.
Miro mi celular que está a mi lado. No me ha enviado un mensaje. Dejo salir un suspiro y vuelvo mi atención en el capítulo que he estado leyendo. No entiendo nada. La concentración no se me da hoy por una única razón.
Mi abuelo.
Hace tres días que llegó a Medellín de Rusia y pretende quedarse a vivir aquí como me lo había comentado la última vez que hable con él. Estoy feliz. Hace tiempo que no lo veo, un año exactamente y, siempre nos comunicamos por videollamadas, nada más.
Lo aprecio mucho a pesar de la vida que tiene y de lo que hizo en el pasado. Cuando hablo con él, no estoy hablando con ese hombre que ha llenado de terror a muchas familias, solo estoy hablando con mi abuelo, el hombre que ha estado pendiente de mí en silencio.
El cometió un error y tuvo su castigo. Esas decisiones que tomó en su pasado tuvieron consecuencias y fue perder a sus hijos. Ninguno de sus tres hijos le habla, no tienen buena relación y mis primos no se le acercan, a pesar que él les ha enviado regalo a sus cumpleaños. Soy la única que le habla.
Ni mis tíos, ni mi padre saben que hablo con él, que cada vez que voy de vacaciones voy a verlo. Mamá es la única que sabe que tenemos cercanía y como mi cómplice, calla. Comprende que es mi único abuelo y que quiere que disfrute su compañía en sus últimos años.
Quiero llegar a Medellín, quiero ir a verlo antes de ir a casa con Eric, aunque él ya deba estar con él. Por alguna razón, Eric es como su hijo, su mano derecha para dejarme al cuidado, confía tanto en él que no dijo nada cuando le dije que iba a vivir con Eric, hasta puedo asegurar que le encantó mi idea.
—¿Café?
Levanto la mirada, encontrándome con unos ojos avellanas. Asiento y agarro el café que me está ofreciendo.
—Gracias, juro que me congelaré si no llega ese bendito avión. —Se ríe a mi lado. Cierro el libro.
—Llegará en 15 minutos.
—Dijeron lo mismo hace dos horas. —Doy un sorbo a la bebida caliente, pero no hace el efecto que está esperando.
No me caliente.
—Esta vez me aseguraron que iba a llegar. —Resoplo al escucharlo. —Llegaremos antes de que anochezca.
Desde que llegamos a Bogotá no ha dejado de llover. Tenía que ser Bogotá.
Odio Bogotá.
—Eso no me ánima Luis.
—Lo sé. —Concuerda tomando de su bebida.
—¿Dónde están los demás? —Pregunto. Me mira de reojo.
—Están desayunando. —Responde. —¿Tu desayunaste?
Niego.
—Desperté tarde, pero ahora no pienso ni pararme de este asiento, comeré cuando llegué a Medellín. —Contesto. —¿Y tú? ¿Desayunaste?
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LUZIFER ©
RomanceTRILOGIA INFERNO: LIBRO 1 Un juego diferente está por comenzar. Las fichas ya están puestas y los espectadores esperan los jugadores. Ella una belleza andante, que vive a su ritmo, a su tiempo y a las mentiras. Él un caballero que está dispuesto a...