Recibió un mensaje de parte de Rin cuando él y su hermano llegaron a su hogar, a lo que había respondido distraídamente. No es que estuvieran pegados en el celular, mandándose mensajes cada cinco segundos sobre cada pequeñez que hacían, pero sí intercambiaban algunas palabras por ese medio. Sin embargo, luego de su contestación, el pelinegro no dio señales de vida durante el resto de la noche y gran parte del día siguiente. Estaba un poco preocupado, claro, pero optó por no hostigar al otro muchacho que, seguramente, estaba extremadamente ocupado.
Y la cosa era así, sin duda. Cuando llegaron a la iglesia donde habían pasado su niñez y parte de la adolescencia, los integrantes de ésta los saludaron animosamente, a pesar de la situación en la que se encontraban, y es que no los habían visto desde hace casi un año. Los hombres ahí habían ayudado a Shiro para criar a los gemelos; los habían visto aprender a hablar, a caminar, cuando sus dientes comenzaron a caer para que emergieran los de adulto, en sus graduaciones, etc. Eran aun sus criaturitas y seguro que, si Misumi y Fujimoto siguieran en vida, pensarían lo mismo.
Un par de los adultos se encargaron del papeleo tras el deceso de Misumi, dejando que el resto, con ayuda de los Okumura, se encargaran de arreglar el cuerpo para poder velarlo. Con los documentos listos, el par se cambió el uniforme, que llevaban desde esa mañana, por trajes negros de camisas blancas y corbata obsidiana.
Velar el cuerpo significaba estar en una habitación, sentados próximos al difunto mientras los participantes de la iglesia proferían rezos. Ofrecieron incienso tres veces en una urna designada para éste frente al fallecido mientras permanecían sumidos en un silencio casi absoluto. La noche fue larga y tranquila, aunque melancólica. A eso de la media noche terminaron de rezar, pero permanecieron sin intercambiar palabra alguna por respeto; algunos soltaban lágrimas silenciosas que pronto limpiaban con pañuelos de papel.
A la mañana siguiente, sin importar que estaban cansados por la noche en vela, se llevó acabo el funeral. Yukio y Rin tuvieron tiempo suficiente para ir al baño, lavarse la cara para espabilar, y, posteriormente, ir a conseguir flores que depositaron en el ataúd, alrededor de Tadashi que permanecía impasible. También ofrecieron, una vez más, rezos e incienso. Cuando la ceremonia terminó, sellaron el féretro que, después, fue transportado al crematorio donde se incineraron los restos que se colocaron en una urna. Finalmente, esta urna, alrededor de las cuatro de la tarde, fue acomodada en la tumba que había comprado Misumi antes de terminar de aquella forma.
Se quedaron ahí aproximadamente media hora, viendo la lapida donde estaba grabado el nombre de Tadashi, junto a su fecha de nacimiento y defunción. Todos estaban agotados física y anímicamente para ese punto. Como ya habían terminado con todo el ritual acostumbrado para los muertos, decidieron devolverse a la pequeña casa pegada a la iglesia en donde uno de los sacerdotes aseveró que prepararía algo delicioso de comer. Empezaron a caminar en dirección a su hogar, entre las tumbas del cementerio que estaba sumido en una paz casi imperturbable, sin embargo, Nagamato se detuvo y se giró a mirar a Rin que permanecía plantado frente a la lápida de Misumi.
—Rin— le llamó, logrando que los ojos azules se le clavaran encima—. Vamos a casa.
—Me quedaré un poco más.
—No regreses tarde, ¿de acuerdo? Y no te metas en problemas.
El muchacho asintió nada más, mirando al adulto darse la vuelta para retirarse con el resto que habían esperado por el par a unos metros de distancia.
Solo, leyó una vez más el grabado de la lapida brillante antes de bajar la mirada hacia sus zapatos lustrosos. Exhaló con demasiada fuerza mientras caminaba hacia otra de las tumbas y pensó en lo inesperado que estaba siendo ese año. Pasando dos lapidas, se detuvo frente a la de Shiro. No estaba descuidada, seguramente por los demás integrantes de la iglesia, pero había algo de tierra acumulándose aquí y allá, por lo que se tomó la libertad de sacudir con la mano para limpiarlo.
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Alfa y Omega
FanfictionAsí como las personalidades de los habitantes del planeta siempre salen de una u otra forma del promedio, los sexos y las condiciones de salud de una persona pueden variar sin necesidad de padecer alguna enfermedad. Un Omega que apenas emite feromon...