¿Realmente le serviría su prenda a Okumura?
No sabía, aunque había muchas cosas que últimamente no sabía. Trató de no darle muchas vueltas al asunto, más preocupado por su vida escolar que por otra cosa.
El profesor en turno terminó de dar su catedra y comenzó a tomar sus cosas para retirarse del aula, por otro lado, él se encargaba de anotar cuidadosamente lo último que había puesto el docente en el pizarrón, desinteresado ante la presencia de Shima que se había sentado en el asiento vacío frente a él.
El teñido estaba dándole la espalda a la ventana, con un brazo sobre el respaldo de la silla y el otro sobre el pupitre. Luego, el joven miró por el cristal, ligeramente sucio, y apreció el campo donde hacían deportes.
—Ah— comentó, acomodándose —. La clase de Okumura e Izumo-chan está en educación física.
Ryuji terminó de escribir y dejó sobre la mesa su pluma para observar en la misma dirección que su amigo; ahí estaban los alumnos, vestidos con el uniforme deportivo mientras corrían alrededor del campo, y el profesor les daba indicaciones desde la orilla.
Rin era rápido y enérgico, pero no estaba encabezando a su grupo, si no que estaba trotando suavemente junto a Godain que parecía estar listo para desfallecer en cualquier instante; no lucía como alguien muy atlético, o al menos eso pensaba Bon.
—Esa playera le queda grande— Shima dijo, arrugando las cejas.
Los ojos castaños se fijaron bien en el pelinegro de ojos azules. Llevaba sus pantalones deportivos de color rojizo, sus zapatillas descuidadas para correr y una playera blanca. La línea de los hombros de la prenda estaba por debajo de los del muchacho, los bordes de las mangas le rozaban el antebrazo y el largo de la ropa le llegaba más allá de la cadera, denotando que, claramente, no era para su cuerpo.
Las cejas oscuras se arrugaron con un montón de sentimientos que fueron difíciles de identificar.
Los jóvenes se detuvieron, cansados y sudados. Okumura estaba hablando con su amigo de cosas desconocidas para Suguro, abanicando al contrario con sus manos antes de llevárselas a sus cabellos para retirárselos del rostro. Se giró y miró el edificio, pasando por las ventanas de los diferentes salones hasta toparse con los orbes profundos de Ryuji, a su vez, agitaba suavemente la playera para darse aire y secar su traspiración. De pronto, logró ver un sonrojo aparecer en las mejillas del pelinegro que tomó la playera con ambas manos y buscó esconder su cabeza dentro de ésta, ocasionando que Godain le mirara interrogante y divertido.
—Qué curioso es Okumura-kun— sonrió Renzo, viendo que el muchacho entonces daba la espalda al edificio.
Cuando se viró, la frente del castaño reposaba en la diestra mientras con la otra daba golpecitos nerviosos contra la mesa. Podía notar un tono distinto en la piel facial de Suguro, aunque no en el mal sentido, además de un sutil tic en sus espesas cejas.
—¿Mh? — se inclinó hacia él—. ¿Estás sonrojado?
El muchacho se quejó adolorido cuando el más alto le dio un golpe en la frente, dejando la zona roja y ganándose una mirada fulminante.
—¡¿Eso por qué fue?!
—Porque eres molesto, Shima.
—Eso no es cierto— refutó, acariciando la parte dañada e intercambiando su mirada entre el castaño y el pelinegro—. Espera... ¿Esa no es tu playera?
—No sé qué te hace pensar eso.
—¡Oh! Es tu playera, ¿verdad? — el pelirosa estaba emocionado a pesar de la mirada molesta que el otro le dirigía—. ¿Se la diste?
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Alfa y Omega
FanfictionAsí como las personalidades de los habitantes del planeta siempre salen de una u otra forma del promedio, los sexos y las condiciones de salud de una persona pueden variar sin necesidad de padecer alguna enfermedad. Un Omega que apenas emite feromon...