Bodas colaterales

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Le había dicho a Rin que no se preocupara por lo que sus padres pudieran decir, como si él mismo no estuviera muriendo de nervios y vergüenza conforme caminaba por un pasillo de la posada, acercándose a una de las muchas habitaciones del sitio que su madre y su padre, en ese momento, se encontraban arreglando tras el retiro de un huésped.

Se asomó por la puerta, viendo a ambos sumidos en sus labores, y exhaló con fuerza para poder entrar por completo. Su madre lo notó, obsequiándole una sonrisa amorosa antes de seguir doblando el futón para almacenarlo en el armario.

—¿Pasa algo, Ryuji? — preguntó ella con calma.

—Bueno— dijo un poco dudoso—. La boda de Juzo es en unos días, ¿no es cierto? Y hemos podido invitar a nuestros amigos.

—Mh. Sí. Los que trajeron las vacaciones de verano.

—Es... Yo...— sus dedos jugaron ansiosos con sus aretes y, ante la seriedad y temor con el que hablaba, sus padres detuvieron lo que hacían y se giraron a mirarle con toda la atención que podían otorgarle—. Estoy saliendo con... Con Okumura...

La mujer formó una "o" con los labios y, posteriormente, dio un golpe ligero a su esposo en el pecho mientras se erguía con más orgullo.

—Te dije que le gustaba.

Tatsuma se rio simpáticamente ante la afirmación de su esposa que parecía satisfecha con su sexto sentido y lo perceptiva que era. Ryuji, en cambio, miró estupefacto al par, al igual que confundido, y sus labios se separaron por lo repentino del asunto.

—¿Qué? — chilló el menor.

—Oh, Ryuji, soy tu madre, por Dios. Hay muchas cosas que noto a primera vista.

—¿Ella te lo dijo? — señaló al hombre de calva incipiente.

—Me comentó que creía que sentías algo por Rin. Por supuesto, yo siempre le he dado la razón al respecto.

—Excepto que yo aseguré que Rin-kun sería quien diera el primer paso. Tu padre, por otro lado, siempre te ha tenido como su As.

—¿Sabían que yo le gustaba?

—Mh. Él y yo tuvimos una charla cuando vinieron de visita.

—¿Por qué no me dijiste nada?

—No soy un chismoso, Ryuji. ¿Por qué te contaría algo que Rin quería mantener en secreto?

—¿Ahora está bien decirme?

—Ahora son pareja. ¿Qué hay qué esconder? ¿Qué se quieren mutuamente?

Abrió la boca, pero no pudo proferir palabra alguna, por lo que la volvió a cerrar unos segundos en los que sus progenitores regresaban a sus labores.

—Me hubiera ayudado en su momento— murmuró ligeramente fastidiado.

—Entonces, ¿fue Rin-kun quien se declaró? — Torako sonrió cuando se giró un instante y encontró a su hijo sonrojado mientras formaba un mohín de vergüenza con los labios—. Ese chico me agrada.

—Es un buen muchacho— concordó Tatsuma.

—Y sabe poner a Ryuji en su lugar. Oh, supongo que no te vas a casar, entonces, con Yoshikuni-chan.

—¡Eso fue hace años! ¡Era un niño!

—¿Rin-kun sabe que te comprometiste tan pronto? Peor aún, ahora estás desechando esa promesa.

—¡Mamá!

—Tatsuma, querido, ¿ves por que siempre estuve del lado de Rin-kun? — la mujer rio, entretenida por las reacciones del menor de los tres, mientras el hombre de la familia sonreía compareciente.

Alfa y OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora