Me iba a casa, pensando que era un completo gilipollas, cuando el móvil vibró en mi pantalón.
– ¿Mina?
–Hijo… perdona que te moleste… ¿Está Rocío contigo?
Tras pensar unos segundos conseguí contestar.
–No, ¿le ocurre algo?
–Es la cabeza… otra vez…
–Llegaré en diez minutos.
–No… no quiero que se preocupe si llega.
Cerré los ojos y me pasé la mano por la nuca.
–Creo que debería decírselo.
–Sólo voy a tenerla unos días, quiero que cuando se vaya, lo haga tranquila.
Esa mujer no se merecía lo que le habían hecho su hija y su nieta. Si hubiera tenido a mi abuela conmigo, nunca le habría dejado abandonada.
–Estaré ahí antes que ella llegue.
Colgué el teléfono y conduje la motocross por el atajo del bosque.
Llamé a la puerta minutos más tarde, pero nadie contestó. Entré corriendo y allí estaba, tumbada en el sofá con los ojos cerrados.
–Mina, ya estoy aquí. ¿Tomaste la medicación?
Negó con la cabeza y fui directo al cajón para buscar un Paracetamol, llené un vaso con agua y le ayudé a tomárselo.
–No quiero ser pesado, pero sabe que tiene que tomarse la medicación. Si no lo hace, no podrá escondérselo a su nieta por mucho tiempo. Se lo administraré en inyección.
–No puede enterarse.
– ¿Por qué?
–Es pronto… Estaré bien…
Sabía que quería que me marchase tras inyectarla el Denosumab y es lo que hice. Por suerte había dejado ambas medicaciones en su casa, que ella, muy precavida, había escondido para que Rocío no lo encontrase.
–Cualquier cosa que necesite llámeme.
–Cariño…
me giré para mirarla.
–Digame.
–No le hagas daño. Es buena chica.
Respiré hondo y asentí. No estaba interesado, en absoluto, en esa mosquita muerta.
...
Pensaba llamar a Mina para cerciorarme que se encontraba bien y volver a mi casa. No quería más discusiones y con mi padre seguro que las tendría por cualquier nimiedad.
Sentados en el columpio que construimos de pequeños, mi hermano, mi padre y yo, estaban Alma y Brad.
A esas alturas ya nos habían visto salir del bosque y haciendo de tripas corazón, seguí andando sin mirar a Rocío.
–Siéntate un rato. ¿Quieres una cerveza?
–No, Alma, gracias. ¿Cómo llevas el embarazo?
–Bien.
Observé a mi amigo hablando con la vecina. Seguramente enviado por su mujer. Resoplé porque eso sólo podía significar una cosa. Estaba metido en un buen lío.
– ¿Me lo vas a contar o vamos a pasar la noche en silencio?
–No hay nada que contar.
–Leight, cariño, soy yo. Te conozco.
ESTÁS LEYENDO
Pero tú... ¿Qué te crees? (Completa)
RomanceVideo trailer en el primer capítulo. Creado por @Ainebooks que es una artistaza creando y escribiendo. Mil gracias ❤️ Rocío viaja a Asturias para reencontrarse con su abuela, pero también con su pasado, que marcará el presente y reescribirá su futur...