Capítulo 17. Rocío.

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– ¡Has venido! ¡Acércate voy a presentarte!

Joder ¿Qué estaba haciendo yo ahí?... Ya de perdidos al río. Dibujé la sonrisa número dos de mi repertorio, la que significaba <<me muero de vergüenza, pero vamos a por todas>>.

–Buenas… –Dije con un hilo de voz.

–Ella es Rocío, la chica de esta mañana. Ellos son Piri,

Señaló a un chico moreno con rastas larguísimas y los ojos inyectados en sangre por la maría y el alcohol.

–Bob, Luna, éste de aquí es el Chino, JC, el capullo que está bañándose en pelotas es Raka y ellas dos son Tati y Cale.

–Encantada.

– ¿Vives aquí?

Cale abrazaba y acariciaba el brazo de la otra chica, mientras compartían una cerveza.

–Estoy pasando unos días en casa de mi abuela.

–Esto es la hostia, tía. En Madrid no hay nada parecido. ¿De dónde eres?

–De Madrid también.

– ¿Quieres una birra?

Asentí mientras Rusty me pasaba una lata. La acepté y le di un sorbo.

– ¿Sabes tocar?

Raka salió del agua como su madre le trajo al mundo, me puse colorada y miré hacia otro lado sin contestarle, no sabía si se refería a alguno de los instrumentos que tenían o a su propio instrumento. Mejor no descubrirlo.

– ¡No seas capullo tío, la chica lo está pasando mal! Ponte tu puto bañador.

– ¿Te molesta?

Preguntó demasiado cerca. Volví a beber, mientras el resto seguía de guasa y su mirada seguía clavada en mí.

Negué con la cabeza mientras casi me atragantaba con la cerveza.

Todos acabamos riéndonos. Sobre todo cuando me pasaron un porro. Las tres primeras veces dije que no, pero a la cuarta, y por no hacer el feo, le di un par de caladas.

La presión de grupo esta vez pudo conmigo… y así, entre cervezas y marihuana, risas y hoguera incluida, las horas fueron pasando.

– ¡Espera, espera! Yo me sé una.

Me había crecido en un abrir y cerrar de ojos. Cogí la guitarra de Bob y me puse a tocar las cuerdas, mientras Rusty me acompañaba con la suya y JC con un djembé. ¡Esto sí que era pasarlo bien!

– ¡Vamos dale! Tienes alma de rasta.

Me reí y volví a tirar parte de la cerveza, como ya era costumbre en mí.

Llevaba una buena fumada y el alcohol estaba haciendo estragos en mi cabeza. Me tiré hacia atrás y Rusty me sujetó mientras también se reía. Me concentré todo lo que pude para  tocar la guitarra.

<<Y díganme ¿qué problema tienen con la hierba de “JC”?>>

Todos se carcajearon por la adaptación de la letra de Morodo, lo que me animó a seguir improvisando.

<<No nos dejan fumar y me persiguen con su ley,
El “Rusty” solo quiere fumarse un may, a su play, everyday, enróllate
Como el primate del magnate en el combate que rebate en el remateee…
Si fumo kenke, vienen a por mí
…>>

Se pusieron a silbar, bailar y reír. Me tomó el relevo el Chino y Bob, mientras Rusty me sacaba a bailar.

Parecía que flotaba. Otra lata de cerveza apareció en mi mano y ya no me importaba lo que pensaran de mí, la vacié casi de un trago, mientras me pasaba el porro.

Todos estaban como yo o peor, aunque Rusty parecía controlar bastante bien. Mejor, porque estaba a punto de no saber ni mí nombre.

Me lancé al suelo para poder sentarme entre risas por tirarme la cerveza encima.

Los demás seguían tocando y decidí poner la voz, si es que era capaz de no trabarme.


<<Sueño por la noche,  sueño por el día
Sueño con la muerte, sueño yo melancolía
Sueño con el sol y poder verte algún día
Los sueños, sueños son y la vida se termina.
Debe de caminar tranquila pero sin prisa
Aprender a valorar y a disfrutar lo que no avisa
Los pequeños momentos son los que te harán vibrar
Solamente tienes tú que aprender a valorar

Sueño con el aire, con poder volver, volver a besar tus labios
a cada amanecer, sentirte entre mis brazos, sentir aquel placer
Sentirme como un niño como aquel atardecer
…>>

Los silbidos y el alboroto que se acababa de formar, me hicieron ver como todo empezaba a dar vueltas.

– ¿Vas bien?

–Sííí, ssssíííí.

–Pues toma, que no decaiga la fiesta.

Pero tú... ¿Qué te crees? (Completa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora