–Pero… ¡Oh Dios mío! ¿Qué haces aquí? Pasa, pasa. ¡Qué alegría!Me abracé a María. ¡Qué gran sorpresa me había dado!
–¿Cómo es que no me llamaste? Habría ido a buscarte. Cuéntame ¿qué tal todo por villa mala leche?
Se rio cuando me referí a la mansión del innombrable como villa mala leche. Se sentó en el sofá y con un café entre las manos nos pusimos al día.
–Vine a verte. Cuando me enteré que el señor Carrington tenía que visitar Madrid, vi la oportunidad de conocer la gran ciudad, de paso.
–Me alegro mucho. ¿Qué tal están todos?
–Bien, muy bien, señorita…
–¡Maríaaaa! Yo no soy el cavernícola de tu jefe, soy Rocío.
Nos reímos de nuevo y cambió de tema.
–Tu abuela te manda recuerdos, hablé ayer con ella, fue todo tan precipitado que no me dio tiempo a casi nada. Alma está preciosa, deseando que nazca el bebé y el señor Carrington, bueno… ya le conoces, está furioso. Desde hace unas semanas no se le puede mirar a la cara. Me sorprendió que me invitase a venir.
Que no me apeteciese hablar de ese ser, no significaba que María fuese a dejar de hablar sobre su carácter de mierda que, por lo visto, era peor que antes. Algo que creí imposible.
–¿Dónde te alojas?
–En un hotel muy lujoso, tenías que verlo, es impresionante. Aunque no me siento cómoda sabiendo que el señor Carrington me está pagando esa habitación enorme. ¿Cómo se llamaba el sitio? ¿Rin? ¿Liz?
–¿El Ritz?
–¡Sí, eso, Ritz!
–Sabes que puedes quedarte aquí, por mi parte no hay problema.
–No te preocupes, volveré a Riodeporcos en un par de días.
–Yo solo digo que si te vas a sentir peor estando allí, mi casa es tu casa.
– Te lo agradezco, pero no quiero molestar.
–¿Cómo va a ser una molestia? ¡Anda, no digas tonterías! ¿Ya has visto la ciudad?
–He visto algo, demasiada gente y demasiado grande todo para mí... Me gusta tu hogar, la decoración es exquisita.
–Es minimalista.
Me reí por mi chiste malo, aunque ella no lo pilló.
–Pues no se hable más, te quedas en mi casa y me convertiré en tu guía turística ¿Qué te parece?
–No quiero ser una molestia y no creo que al señor Carrington le siente bien.
–María, no eres molestia. Me alegro que hayas venido a verme y si me entero que te dice algo, ya le diré yo otras cuantas cosas si es necesario.
De solo pensarlo, se me formaba un nudo en la boca del estómago. Hablar con él, discutir con él. Cualquier cosa me bastaba para volver a intoxicárme, pero no. Estaba tratando de seguir adelante sin parecer una obsesa gilipollas. Cuanto más lejos mejor. Además ni siquiera se había molestado, en todo este tiempo, a ponerse en contacto conmigo.
–¿Le parece bien que estés aquí? En mi casa, me refiero. Que hayas venido a verme.
–Lo sabré a la vuelta. No quiso que viniera, es más, lo prohibió. Pero cómo no iba a venir estando aquí...
¿Con qué esas teníamos eh? Pues me daba igual. Ahora sí que quería que María se quedase conmigo.
¿Qué mosca le había picado a ese hombre para prohibir a nadie verme? ¡Vamos a ver! ¡Será gilipollas!
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Pero tú... ¿Qué te crees? (Completa)
RomanceVideo trailer en el primer capítulo. Creado por @Ainebooks que es una artistaza creando y escribiendo. Mil gracias ❤️ Rocío viaja a Asturias para reencontrarse con su abuela, pero también con su pasado, que marcará el presente y reescribirá su futur...