Prólogo

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Todos creen que soy la típica rubia mala de la historia; y quizá estén en lo cierto, pero para todo hay una razón.

Yo no soy tan perfecta como los demás piensan, he cometido demasiados errores, pero también merezco mi final feliz, ¿verdad?

Para que me entiendas voy a remontarme a mi primer desamor, Andy Baker.

No sé durante cuánto tiempo estuve enamorada, pero fue el suficiente como para sentir que era realmente amor. Me gustaba todo de él y, a pesar de que yo era una chica «fácil» y odiosa, con Andy era totalmente diferente; estaba dispuesta a cambiar por él.

Hasta aquel día.

Lo cierto es que no estaba en mi mejor momento, pero había tomado una decisión que me tenía sumamente feliz; iba a declararme a Andy. Habíamos quedado todo el grupo de amigos para ir al cine y, teniendo en cuenta que éramos muchos, pensé que era la ocasión perfecta para sincerarme.

Por eso esperé hasta que todos estaban distraídos mirando la película, y Andy se levantó para ir al baño. Aguardé unos segundos al ver que mi hermana también se había levantado, y les imité en silencio. Melinda fue directa al baño de las chicas y, como había perdido al castaño de vista, decidí esperarle fuera de los servicios; cuando salió, no dudé en asaltarle.

—Andy, necesito hablar contigo.

Estaba nerviosa, pero juro que en toda mi vida había estado más feliz.

El castaño se volvió hacia mí y me regaló una sonrisa. Había dedicado mucho tiempo a observar su sonrisa, era lo que más amaba de su físico y, cuando me la dedicó a mí, no pude evitar derretirme.

—¿De qué se trata? —murmuró con voz suave. Él era todo calma y la verdad es que eso me encantaba.

Llegué a la conclusión de que, si lo pensaba demasiado, al final me acobardaría. Así que le besé. Le eché los brazos al cuello y uní nuestros labios de forma un tanto brusca pero apasionada. Había imaginado cientos de veces a qué sabrían sus besos, y aquello era mil veces mejor que cualquier cosa que pudiera imaginar. Andy no correspondió, tan solo yo le estaba besando mientras que él permanecía estático; hasta que me separé sonriente.

No pude evitar ponerme aún más nerviosa y hablar más rápido de lo deseado, no podía contenerme.

—Me gustas —solté. Sonreí entusiasmada y continué, ya no podía parar—. Hace mucho tiempo que nos conocemos y siempre me has parecido diferente, ¿sabes? Me gusta cómo me tratas y tu forma de ser; me haces querer ser mejor. Esto no es nada nuevo, ni un capricho, hace meses que siento esto, y la verdad es que no me atrevía a decírtelo; pero el que no arriesga no gana, y bueno... Estoy enamorada de ti.

Guardé silencio, tomé aire y sonreí esperando su respuesta; pero él ni siquiera me miró a la cara.

—Elisabeth, soy gay —murmuró sin más, directo y sin andarse por las ramas. Ya no sonreía, tan solo me miraba con lástima.

Juro que en ese momento algo dentro de mí se rompió. Al principio pensé que era una broma de mal gusto; no podía creer que fuese cierto y lo dijera así sin más. Después quise gritarle, decirle que le odiaba por ser tan injusto; pero no podía perder los papeles de esa manera.

Cerré la boca y corrí al baño de las chicas mientras Andy me llamaba. Me encerré en uno de los cubículos y golpeé la puerta repetidamente.

Maldije y me prometí a mí misma que no iba a volver a ser tan patética como para enamorarme de un hombre, no lo merecían.

Me humillé por estar mendigando un poco de cariño, estaba tan acostumbrada a que me tratasen mal y me utilizasen, que me enamoré del primero que me ofreció un poco de afecto. Dios, me sentía tan ridícula...

Ríndeme Pleitesía [✔️] [Gallagher #3] [Libros 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora