24. «Tómatelo con calma»

1.2K 83 8
                                    

ELISABETH

—Podrías dejar algunas cosas aquí.

Vuelvo el rostro sorprendida y miro a Aitor, está acariciando a Minina, que duerme plácidamente sobre su regazo. Sus palabras se repiten en mi mente. ¿Dejar mis cosas aquí?

—No quiero molestar —murmuro con una ligera sonrisa. El corazón me arde en el pecho. Dejar mis cosas aquí implicaría invadir su espacio e intimidad. Es su casa...

—No seas tonta. Podrías traerte algo de ropa para ir al trabajo y tu cepillo de dientes —comenta divertido. Una sonrisa se ensancha en sus labios mientras me mira y acaricia a la gata de forma distraída.

—Supongo que podría hacerlo...

—Si no, siempre puedes usar mis sudaderas —añade divertido. Pongo los ojos en blanco y niego. Sus sudaderas me gustan, pero son poco glamurosas.

Aitor da un par de palmadas en el sofá y a mí me falta tiempo para sentarme a su lado. Titubeo al estirar la mano y acariciar a la gata. Ahora que está seca y limpia la verdad es que tiene un pelaje muy suave. Cuando la encontramos estaba sucia, mojada y demasiado delgada; ahora está bastante más compuesta y es muy bonita.

—No ha habido suerte, ¿verdad? —pregunto con una suave sonrisa. Aitor niega, un suspiro pesado escapa de sus labios. Hemos subido las fotos de Minina a Instagram, los amigos de Aitor y mis hermanos las han compartido, pero aún no nos ha escrito nadie interesado—. Seguro que alguien la acaba adoptando; es una gatita muy bonita.

—Eso espero.

Aitor toma a la gata con cuidado y la deja sobre el sofá; lo va a llenar todo de pelos. Abro la boca para quejarme, pero no me da tiempo a emitir palabra antes de que los labios de Aitor se estampen contra los míos. Por un momento me quedo parada con las manos levantadas, pero enseguida correspondo y entrelazo los brazos tras su cuello.

Separa sus labios de los míos y siento que me toma por las mejillas. Me quedo sin aliento cuando fija sus ojos en mí. Una sonrisa se forma en mis labios.

—Me gustas.

Mi corazón se salta un latido ante su afirmación. Supongo que no es nada nuevo, él también me gusta y creo que es muy obvio por cómo nos tratamos, pero el hecho de que lo haya dicho en voz alta lo cambia todo.

No soy capaz de decir nada, tan solo sonrío antes de estampar mis labios de nuevo contra los suyos.

No volvemos a tocar el tema. Yo no le he dicho que me gusta, tampoco creo que sea necesario.

Como siempre, nos hemos besado, me he calentado y hasta ahí ha llegado todo. No avanzamos y es muy frustrante.

Cuando me ha dicho que era hora de preparar la cena me han entrado ganas de agarrar el cojín y darle veinte veces con él en la cara por dejarme con el calentón, pero me he controlado bastante bien, tan solo le he bufado media docena de veces.

—Ups.

Frunzo el ceño al ver cómo el tomate que estaba cortando ha quedado cubierto de harina. Me vuelvo para gritarle a Aitor porque sé que lo ha hecho a propósito, pero no llego a emitir sonido alguno. Mi rostro acaba también cubierto de harina. ¿Me ha tirado un puñado de harina a la cara? ¿Cómo se atreve?

—¿Tú eres tonto? —chillo quitándome el polvo de la cara. Me ha dejado perdida—. ¡Mira cómo me has puesto!

—Venga rubia, solo estaba jugando —se excusa levantando las manos; el desgraciado tiene las palmas llenas de harina—. Llevas un rato con cara larga.

—¿Quieres jugar? Pues vamos a jugar —mascullo agarrando el brik de tomate frito y apretándolo hacia él. No me molesto en ocultar una sonrisa triunfal cuando veo que le he manchado toda la cara de tomate. Él se pasa la mano para quitárselo de los ojos y se acerca a mí. Puedo ver claras sus intenciones, pero no me da tiempo a apartarme, tan solo puedo chillar cuando restriega la mano por mi cara, manchándome. No lo pienso y le tiro lo primero que veo, que es queso en polvo. He tenido la suerte de que la bolsa estuviera abierta.

Ríndeme Pleitesía [✔️] [Gallagher #3] [Libros 1 y 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora