Ríndeme Pleitesía [✔️] [Gallagher #3] [Libros 1 y 2]

10. «Estoy bien»

Doble actualización. Hay un capítulo nuevo antes de este, así que si Wattpad te ha traído directamente hasta aquí, corre a leer el capítulo anterior, que pasan cositas. Y si ya lo has leído, pues disfruta de este <3

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AITOR

—¿Qué tal te fue anoche con Elisabeth?

—Buenas tardes a ti también, Carla —digo con los ojos en blanco y un suspiro cansado. Ella suelta una carcajada y niega.

—Eso no es lo importante y lo sabes. Venga, cuenta, ¿qué tal te fue anoche? Nos dejasteis intrigados.

Abro la boca para responder cuando Julio aparece corriendo e Iván viene detrás, maldiciendo y ajustándose la corbata, o al menos intentándolo.

—Anoche no pasó nada —respondo finalmente; los chicos me miran con desilusión.

—¿Cómo que no pasó nada? Pero si ella quería y tú le dijiste que... —Iván guarda silencio cunado niego y suspira.

—Iba borracha —me excuso.

—Eres idiota —comenta Julio mientras agarra a Iván de la corbata y tira para atraerlo y poder colocársela bien. Yo niego ante su afirmación con una ligera sonrisa.

—Esta chica me recuerda demasiado a...

—Ni la menciones —le interrumpo, dejando a Iván con las palabras en la boca. Él me mira como si quisiera estrangularme, pero levanta las manos y me muestra las palmas en señal de paz.

—Hemos estado esta mañana en el skatepark —comento sonriente. Excepto por el momento en el que me ha dado con el skate en los testículos, lo he pasado muy bien. Elisabeth es una chica increíble.

—Así no vas a enamorarla. Ella es una chica sofisticada, tienes que llevarla al teatro y regalarle flores y colgantes —dice Carla, juntando las manos ante el pecho y esbozando una sonrisa soñadora. Julio asiente de acuerdo.

—No quiero enamorarla —repongo. Además, Elisabeth me ha demostrado que no es como le hace creer a todo el mundo

—Aún no la ha superado —murmura Iván pensando que no le he escuchado. Le doy con el puño en el hombro y amenazo con darle otro cuando veo su intención de quejarse.

Carla y Julio niegan dándole la razón. Se equivocan.

* * *

—Con lo guapo que estás en traje, y tienes que ir siempre con esas pintas de callejero —comenta Carla mientras me pasa la brocha llena de polvos translucidos por la cara, no puedo contener la mueca, asqueado; se está pasando con los polvitos de los cojones.

—No sabes lo cómodo que es ir en chándal —replico. Carla sonríe y niega, esa falda de tubo no puede ser cómoda, pero la hace ver muy profesional.

—Ni quiero saberlo —responde con una mueca. Vuelve a tomar polvo con la brocha y le da un par de golpes con el dedo para quitar el sobrante y pasármela por la nariz—. Oye.

—¿Hmmn?

—¿Estás bien?

Su pregunta me descoloca por completo. Frunzo el ceño y arrugo la nariz, la brocha me hace cosquillas.

—Sí, ¿por qué no iba a estarlo?

—Es que Elisabeth... Olvídalo —dice arrepintiéndose e intenta disimularlo con una sonrisa—. Pero si necesitas hablar...

—Ha dormido con mi ropa —comento. Carla alza las cejas con curiosidad, así que continúo hablando—. Dos veces. Y le he regalado mi sudadera favorita.