Aitor apaga el motor del coche en el aparcamiento, incluso con las ventanas subidas se puede escuchar todo el alboroto; hay gente de acá para allá, la mayoría con un cigarro entre los dedos. Cuando me quiero dar cuenta, él me abre la puerta y me tiende la mano para ayudarme a salir. Yo se la acepto, agradeciendo su caballeroso gesto con una ligera sonrisa. Tras echarle el seguro al coche me rodea por la cintura y me pega a su anatomía. Tenía intención de mantenerme firme porque no pienso permitir que me pique como anoche, pero la escandalosa risa de una chica me sobresalta y acabo aún más pegada a él.
Al doblar la esquina la panorámica cambia, aquí hay mucha luz y menos gente, pero aun así se escucha el ruido que viene del interior del local. Cuando ha dicho que había quedado para tomar algo con sus amigos me imaginaba que iríamos a un bar, no a un club nocturno. Estos antros no me gustan ni lo más mínimo, pero evito comentárselo a mi acompañante, no voy a quejarme cuando él me ha invitado por gusto a conocer a sus amigos.
Sobre la puerta hay un gran cartel con letras luminosas de color celeste y con los bordes morados en el que pone «UTOPíA». El hombre que hay vendiendo las entradas llama mi atención; abro el bolso para sacar el dinero, pero la mano de Aitor se posa sobre la mía y me detiene.
—Yo invito, rubia —me guiña un ojo y me obsequia con una sonrisa coqueta. Quiero rodar los ojos por lo engreído que es, pero tan solo soy capaz de esbozar una sonrisita tonta.
Tras pagar, toma mi mano de manera natural, sin nerviosismo, y me guía al interior. La música a todo volumen amenaza con reventar mis tímpanos; además hay mucha gente demasiado junta, este tipo de antros no me gustan porque nadie respeta el espacio personal. Para mi alegría, él me conduce directamente a la zona VIP, para mi desgracia, hay que subir unas escaleras y con la luz de colores que parpadea al ritmo de la canción, no soy capaz de ver los escalones y doy varios trompicones.
Finalmente llegamos a una zona donde hay mucha menos gente y el volumen de la música es considerablemente más bajo; además hay mesas y sillones. En esta zona la luz es blanca y constante, lo cual me permite distinguir el color granate de los sillones.
La verdad es que no hay ni punto de comparación; en la sección VIP apenas se escucha el jaleo, tan solo se escuchan las risas de un grupo de chicos que hay en una mesa. Justo en la mesa hacia la que nos dirigimos.
—Vaya, vaya...
Busco con la mirada al dueño de esa voz; es un chico con barba. Frente a él hay una chica de cabello castaño que parece estar discutiendo con un chico que lleva gafas. Ambos se vuelven hacia nosotros.
—¿Y esta ricura?
Frunzo los labios hacia un lado con incomodidad ante el comentario del chico de las gafas. ¿Aitor me ha traído solo para lucirme? Claro, debí habérmelo imaginado.
—Se llama Elisabeth, y como la vuelvas a llamar así te vas a quedar sin dientes, ¿entendido? —responde Aitor con un tono amistoso que me saca una sonrisa. Su mano cae hasta mi cadera segundos antes de que pueda sentir su aliento en mi oído—. ¿Qué te apetece tomar?
—Un Nestea —respondo de forma sistemática. Una carcajada hace que me dé cuenta del error en mi respuesta. Han quedado para beber y pasárselo bien, y yo he venido a arruinarlo. Tal vez debería haber pensado en esto antes.
—Vale —aprueba, pensé que iba a replicar, pero no, tan solo respeta lo que he pedido y, aunque he de admitir que no me lo esperaba, me agrada. Sin embargo, el chico de la barba no lo acepta, y dice justo lo que pensé que diría Aitor.
—¿En serio? Hemos venido a divertirnos, no seas aburrida —su voz es muy aguda y llamativa.
—Julio...
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Ríndeme Pleitesía [✔️] [Gallagher #3] [Libros 1 y 2]
RomanceElisabeth es arrogante y orgullosa, tiene el mundo bajo sus tacones; hasta que llega él para romper todos sus esquemas. Cometió el error de enamorarse de la persona equivocada e hizo demasiado daño, pero ha pasado mucho tiempo, ya no quiere ser la m...