ELISABETH
—Nosotros nos vamos —informa Aitor. Julio hace un gesto despidiéndose con las manos e Iván me tira un beso.
No sé qué ha pasado. Este no era el plan, Aitor no debería estar aquí, esto no debería estar pasando.
Intento resistirme y alejarme de Aitor, pero sus manos permanecen firmes en mi cadera. Mi cara debe ser de horror total.
—No quiero ir contigo —repongo empujándole con las manos, cosa que no sirve de nada.
—Elisabeth, no seas tonta —dice conteniéndose; está molesto, él tampoco quiere esto, y lo entiendo—. No voy a dejarte aquí.
—Estoy bien, quiero pasarlo bien un rato —digo colocando mis manos sobre las suyas intentando que me suelte, pero no funciona. Le doy una mirada suplicante a Iván, pero él aparta la vista.
Maldito.
Aitor me da una mirada que me deja helada en el sitio. Me odia, estoy segura.
Hago el amago de dar un paso atrás, pero sus manos se aprietan un poco más en mis caderas, puedo sentir la calidez de su piel a través de la fina tela.
Abro la boca para replicar, pero tras Aitor veo a una chica que se tropieza y no puedo evitar reírme. Esto es culpa del alcohol.
Me da la risa tonta y no dejo de reír hasta que Aitor tira de mí y prácticamente me arrastra hasta fuera del local. No suelta mi cadera en ningún momento.
—No quiero ir contigo —digo al calmarme. Ya estamos fuera, ha dejado de llover. Menos mal, porque al salir de casa he cogido un paraguas al azar y se ha acabado rompiendo por culpa del viento.
Mi voz suena desesperada, y eso deja a Aitor desconcertado.
—No voy a hacerte nada —comenta con la voz afectada, parece triste. Sé que él no me haría nada, pero no estoy preparada para estar cerca de él, aún duele demasiado.
Abro la boca sin saber muy bien qué decir, pero antes de que pueda emitir sonido alguno, Julio se acerca a nosotros corriendo.
—¡Te dejas esto!
Ahogo una exclamación al ver mi libreta y cuando me la entrega la abrazo con fuerza contra mi pecho. Mi libreta, el móvil, algo de dinero, un bolso feo y un paraguas de mala calidad; eso es todo lo que he cogido al salir de casa porque soy una maldita orgullosa. Y ahora esto es todo lo que tengo.
Aitor me mira curioso. Julio se despide de mí dándome un par de besos en la mejilla que provocan mi risa tonta, y le da un ligero puñetazo en el hombro a Aitor, él bufa.
Me quedo embobada viendo a Julio alejarse y no reacciono hasta que Aitor tira de mí con cuidado para que entre en el coche. No me resisto, suelto un sonoro bufido y me siento con los brazos cruzados.
Contengo la respiración cuando Aitor se estira sobre mí para abrocharme el cinturón. Está tan malditamente cerca que mi corazón comienza a latir descoordinado, ese es el efecto que él provoca en mí incluso después de todo este tiempo.
Me quedo embobada mirándole hasta que se separa y cierra mi puerta para rodear el coche y ocupar su lugar.
Su fragancia lo invade todo.
Arranca y yo fijo la vista en la ventana, también remuevo los pies incómoda. Los zapatos me están matando. Ni siquiera he podido cambiarme de ropa, he salido de casa con lo puesto.
—¿Has cenado? —pregunta. Vuelvo la vista hacia él y niego, él me mira por él rabillo del ojo y suspira—. ¿Qué te apetece?
Bufo. No quiero que sea atento conmigo, eso me recuerda que ya no tengo a nadie que se preocupe por mí y me pone triste.
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Ríndeme Pleitesía [✔️] [Gallagher #3] [Libros 1 y 2]
RomanceElisabeth es arrogante y orgullosa, tiene el mundo bajo sus tacones; hasta que llega él para romper todos sus esquemas. Cometió el error de enamorarse de la persona equivocada e hizo demasiado daño, pero ha pasado mucho tiempo, ya no quiere ser la m...